08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 363 – Capítulo XXXV<br />

pero era indispensable hallar una subida, y si había dos,<br />

aquélla en que estuviesen menos expuestos a ser notados o<br />

a encontrar importunas centin<strong>el</strong>as. En punto a esto convinieron<br />

que era preciso ponerse en manos <strong>de</strong> Dios, que veía<br />

sus intenciones y no <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong> favorecerlas, y echáronse a<br />

buscar una subida, que no tardaron en encontrar. Probando<br />

llaves lograron abrir una puerta encubierta <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l hogar<br />

por un tapiz viejo; empujáronla, y una escalera oscura les<br />

probó que habían dado con lo que necesitaban. Armado cada<br />

uno <strong>de</strong> un agudo venablo, y llevando en la mano izquierda<br />

Hernando, que iba <strong>de</strong>lante, una linterna sorda <strong>de</strong> metal,<br />

diéronse a subir con la mayor confianza en Dios, <strong>don</strong><strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>jaremos, ora trepando escaleras, ora recorriendo largas y<br />

oscuras galerías, ora, en fin, probando llaves en cada puerta<br />

que encontraban, todo con <strong>el</strong> mayor silencio por no dar la<br />

alarma en <strong>el</strong> castillo.<br />

Hallábase colocado <strong>el</strong> cuarto, <strong>don</strong><strong>de</strong> se divisaba la misteriosa<br />

luz <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> la fortaleza, en <strong>el</strong> extremo<br />

<strong>de</strong> una galería, y como quiera que las puertas fuesen todas<br />

<strong>de</strong> la mayor seguridad, no se creía pru<strong>de</strong>nte establecer centin<strong>el</strong>as<br />

<strong>de</strong>masiado inmediatas. Al único que hacia aqu<strong>el</strong>la<br />

parte se ponía, prevenías<strong>el</strong>e <strong>de</strong> antemano que no se separase<br />

<strong>de</strong>l extremo <strong>de</strong> la galería más distante <strong>de</strong> la prisión. <strong>El</strong> que<br />

se hallaba a la sazón en aqu<strong>el</strong> punto era un mancebo profundamente<br />

ignorante acerca <strong>de</strong> las circunstancias <strong>de</strong> los presos<br />

que parecían custodiarse con tanto interés en la fortaleza,<br />

pero que había oído hablar lo bastante <strong>de</strong>l encantamiento <strong>de</strong>l<br />

castillo y <strong>de</strong> la voz nocturna, para no tenerlas todas consigo<br />

en aqu<strong>el</strong>la incómoda facción.<br />

—Por Santiago —<strong>de</strong>cía, apoyándose en su partesana—<br />

que no entré yo al servicio <strong>de</strong>l señor con<strong>de</strong> para habérm<strong>el</strong>as<br />

con brujas y hechiceras; este instrumento, que bas-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!