08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 184 – Capítulo XVIII<br />

—¿Cómo? ¿Lo <strong>de</strong>cís porque tenéis que agasajar y poner<br />

buen semblante a vuestro esposo?<br />

—¿Qué dices, Jaime? —preguntó, lanzando un suspiro,<br />

<strong>El</strong>vira—. ¿Quién te ha dicho eso? Es mentira, mentira. Yo<br />

amo a mi esposo; ni pudiera amar sino a él; ¡es tan bueno!<br />

—Pues entonces —dijo <strong>el</strong> paje— no os entiendo; yo por mí,<br />

si no os viera llorar, ahora me reiría, soltaría la carcajada.<br />

—¿Por qué? ¿Porque una circunstancia <strong>de</strong>sgraciada le ha<br />

puesto en <strong>el</strong> caso bien triste <strong>de</strong> no po<strong>de</strong>r distinguir la verdad<br />

<strong>de</strong>l engaño? ¿Porque una mujer tenga mil veces que parecer<br />

artificiosa con su esposo se habrá <strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir que éste es<br />

risible? Ah, Jaime, en todo engaño ten lástima siempre <strong>de</strong>l<br />

engañador, que en realidad ése es <strong>el</strong> más risible, y ése es<br />

acaso realmente <strong>el</strong> engañado.<br />

Después <strong>de</strong> esta pequeña reprimenda no osó hablar <strong>el</strong><br />

pajecillo.<br />

—Mira, Jaime, si va lejos ya Hernán Pérez.<br />

—Tan lejos que no le alcanzaría <strong>el</strong> mismo Hernando, que<br />

no hay corza que no alcance.<br />

—Vamos, pues, paje; no hay tiempo que per<strong>de</strong>r; ya tienes<br />

tus instrucciones. Pru<strong>de</strong>ncia y silencio... como la muerte,<br />

¿estás?<br />

—Como la muerte —respondió <strong>el</strong> paje. Dichas estas palabras,<br />

<strong>El</strong>vira y <strong>el</strong> paje pasaron a otra pieza, <strong>don</strong><strong>de</strong> no nos es<br />

lícito penetrar con <strong>el</strong>los.<br />

Fernán Pérez, entretanto, recorría con más terror que<br />

c<strong>el</strong>os las inmensas galerías <strong>de</strong>l alcázar; cada pisada suya le<br />

parecía las <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>sa. Hay muchos hombres valientes,<br />

temerarios contra un millar <strong>de</strong> enemigos armados en un día<br />

<strong>de</strong> batalla y que perecen <strong>de</strong> terror ante la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un muerto<br />

y <strong>el</strong> recuerdo <strong>de</strong> una fantasma, que treparían los primeros<br />

a la brecha y no subirían nunca solos una escalera oscura.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!