08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 269 – Capítulo XXVII<br />

—¡Qué amigo queréis que sea! Si vierais qué rostro tan<br />

pálido... tan <strong>de</strong>sfigurado... Por fuerza está muy malo... Si<br />

<strong>el</strong> amor es capaz <strong>de</strong> hacer tantos estragos, no quiero nunca<br />

enamorarme.<br />

—¿Qué dices, Jaime?<br />

—Lo que oís; sólo que yo no lo entiendo cuando oigo <strong>de</strong>cir<br />

que Macías está así porque quiere bien. Yo os quiero bien; no<br />

os podrá querer él más, y, sin embargo, vame bien <strong>de</strong> salud.<br />

A pesar <strong>de</strong> eso, todos dicen que está enamorado.<br />

—¿Lo dicen todos? ¡Impru<strong>de</strong>nte!<br />

—Un caballero tan aventajado, tan...<br />

—Jaime, te he prohibido que me hables <strong>de</strong> él. ¡Por piedad!<br />

—Bien, prima, bien; no os aflijáis. En confianza... —añadió<br />

sonriéndose—, es lo último que voy a <strong>de</strong>cir... No tengáis<br />

cuidado... en confianza, se me figura que no estáis vos mejor<br />

que él...<br />

<strong>El</strong>vira se cubrió <strong>el</strong> rostro con su pañu<strong>el</strong>o y apretó involuntariamente<br />

la mano <strong>de</strong>l pajecillo, que continuó:<br />

—Yo os aseguro que si le vierais... y le hablarais...<br />

—Jaime —dijo volviendo en sí <strong>El</strong>vira y levantándose—,<br />

nunca, ni verle, ni hablarle... ni hablarme nada <strong>de</strong> él; lo he<br />

dicho ya.<br />

—¿Tan <strong>de</strong>lincuente pue<strong>de</strong> ser porque os ama?...<br />

—Porque es mi voluntad, paje. Callad.<br />

—Pero haceos cargo <strong>de</strong> que si está enamorado, según<br />

dicen, ¿cómo pue<strong>de</strong> él <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> amar, ni qué culpa tiene? Yo<br />

no creía que fuerais tan rencorosa. ¡Ah! Si <strong>de</strong> ese modo pagáis<br />

<strong>el</strong> cariño <strong>de</strong> los que os quieren bien, os <strong>de</strong>jaré yo <strong>de</strong> querer...<br />

—No hay remedio, Dios mío, no hay remedio —exclamó<br />

<strong>El</strong>vira <strong>de</strong>sesperada—. No he <strong>de</strong> volver los ojos <strong>don</strong><strong>de</strong> no le<br />

vea. No he <strong>de</strong> oír hablar sino <strong>de</strong> él. Si no queréis, Dios mío,<br />

mi perdición, empezad por apartar su imaginación <strong>de</strong> mis

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!