08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 311 – Capítulo XXXI<br />

creer que mis ojos, mi lengua, mis acciones os prometieron<br />

algo, en buen hora, creedlo; <strong>de</strong>volvedme, empero, mi libertad...<br />

—¿Que os la <strong>de</strong>vu<strong>el</strong>va, señora? Volvedme vos la dicha,<br />

volvedme la confianza.<br />

—¡Qué suplicio! Por piedad, partid.<br />

—¿Partir? ¡Qué <strong>de</strong>lirio! Mi vida hoy o mi muerte. No os<br />

creo ya; nada espero <strong>de</strong> vos. Todo <strong>de</strong> mí. Oídme.<br />

—Soltad mi mano.<br />

—No, sois mía, y lo seréis.<br />

—¿Y ése es amor tan gran<strong>de</strong>? ¿Me amáis vos, y me amáis<br />

comprometiendo mi honor y mi existencia?<br />

—Sí, porque tú y yo no somos ya más que uno. Los dos<br />

f<strong>el</strong>ices, o <strong>de</strong>sgraciados ambos. Uniónos <strong>el</strong> amor: la muerte<br />

sola nos separará. Volved los ojos hacia mí, volvedlos; inútil<br />

es retirarlos; me veis, me veis <strong>don</strong><strong>de</strong> quiera que los volváis;<br />

cerradlos, y aún me veréis. Decidme que me amáis. Mentid,<br />

señora, si no es cierto; <strong>de</strong>cidlo empero por piedad, y salgo.<br />

—Jamás, jamás —profirió débilmente <strong>El</strong>vira, procurando<br />

en vano <strong>de</strong>sasirse <strong>de</strong> los amantes lazos en que la tenía presa<br />

<strong>el</strong> impetuoso <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong>.<br />

—¿Jamás <strong>de</strong>cís? Pues escuchadme —repuso Macías con <strong>el</strong><br />

acento <strong>de</strong> la más profunda <strong>de</strong>sesperación—. Yo había nacido<br />

para la virtud. Vos me consagráis al crimen. No hay sacrificio<br />

inmenso <strong>de</strong> que no fuera mi corazón capaz, o por mejor <strong>de</strong>cir,<br />

<strong>el</strong> amor era mi const<strong>el</strong>ación. Encontrando en <strong>el</strong> mundo una<br />

mujer heroica, era mi <strong>de</strong>stino ser un héroe. Encontrando<br />

una mujer pérfida, Macías <strong>de</strong>bía ser un monstruo. Yo os di<br />

a <strong>el</strong>egir, señora. Nuestra f<strong>el</strong>icidad y <strong>el</strong> secreto y cuanto vos<br />

exigieseis, o <strong>el</strong> escándalo y mi muerte. Vos <strong>el</strong>egisteis lo peor.<br />

Escrito estaba así. ¡Muerte y fatalidad!

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!