08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 372 – Capítulo XXXVI<br />

—¡Él es! —dijeron a un tiempo los dos, apoyándose con<br />

esperanza la blanda mano <strong>de</strong> la b<strong>el</strong>la en la tosca y curtida<br />

<strong>de</strong>l montero—. Escuchemos.<br />

Un ligero pr<strong>el</strong>udio <strong>de</strong>l trovador se siguió a su suspensión,<br />

y <strong>de</strong> allí a un momento una voz, harto conocida para <strong>el</strong>los,<br />

entonó con lánguido acento una cántica, <strong>de</strong> la cual pudieron<br />

percibir los fragmentos siguientes, en medio <strong>de</strong> los sollozos<br />

que <strong>de</strong> cuando en cuando la interrumpían, y <strong>de</strong>l monótono<br />

rumor <strong>de</strong>l torrente, que a los pies <strong>de</strong> la torre por la honda<br />

zanja se <strong>de</strong>sprendía.<br />

¿Será que en mi muerte te goces impía,<br />

oh pérfida hermosa, muy más aún ingrata?<br />

¿Así al tierno amante, más fino, se trata?<br />

¿Cabrá en tal b<strong>el</strong>leza tan gran<strong>de</strong> falsía?<br />

¡Llorad, ay, mis ojos, llorad noche y día!<br />

Mis tristes gemidos levántense al ci<strong>el</strong>o,<br />

pues ya en mi tristura no alcanzo consu<strong>el</strong>o.<br />

Dolor hoy se vu<strong>el</strong>va lo que era alegría.<br />

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .<br />

La copa alevosa, que amor nos colmó,<br />

también heces cría, señora, en mi daño.<br />

Sus heces son ¡ay! fatal <strong>de</strong>sengaño.<br />

La copa y las heces mi labio apuró.<br />

¡Ay triste <strong>el</strong> que al mundo sensible nació!<br />

¡Ay triste <strong>el</strong> que muere por pérfida ingrata!<br />

¡Ay mísero aquél, que así amor maltrata!<br />

¡Ay triste <strong>el</strong> que nunca su dicha olvidó!<br />

¿Por qué, justos ci<strong>el</strong>os, en pecho amador<br />

tiranos me disteis una alma <strong>de</strong> fuego?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!