08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 231 – Capítulo XXIII<br />

que <strong>El</strong>vira no sabía por lo visto, o que no había reflexionado<br />

bastante, y es que no hay posición más falsa que aquélla en<br />

que se pone una persona al guardar secretos para otra que<br />

tiene <strong>de</strong>recho a exigir una total franqueza. <strong>El</strong> misterio hace<br />

aparecer culpables las cosas más inocentes, y por otra parte<br />

es fuerza confesar que si las acciones <strong>de</strong> <strong>El</strong>vira no eran culpables,<br />

acaso no podía <strong>el</strong>la <strong>de</strong>cir otro tanto <strong>de</strong> sus pensamientos,<br />

por más que procurase sofocarlos <strong>de</strong> continuo; y cuando nosotros<br />

mismos nos reconocemos culpados, <strong>de</strong> nada sirve para<br />

nuestra tranquilidad que nos tenga <strong>el</strong> mundo por inocentes.<br />

Si sólo hubiera abrigado <strong>El</strong>vira indiferencia con respecto a<br />

Macías, no se hubiera creído perdida al ver entrar a Vadillo;<br />

<strong>de</strong> lo cual es forzoso inferir: primero, que <strong>El</strong>vira huyó <strong>de</strong> sí<br />

misma, creyendo huir <strong>de</strong> su esposo; y segundo, que para ser<br />

malo es preciso serlo <strong>de</strong>l todo; una mujer menos virtuosa que<br />

<strong>El</strong>vira, en todo este <strong>de</strong>sgraciado asunto no hubiera comprometido<br />

<strong>el</strong>la misma su seguridad, porque hubiera calculado<br />

más y dominado mejor sus emociones.<br />

Su primer pensamiento fue huir sin saber adón<strong>de</strong>; pero<br />

a poca distancia <strong>de</strong>l aposento <strong>de</strong> Abenzarsal ofreciéronse a<br />

su imaginación las reflexiones todas que hubieran <strong>de</strong>bido<br />

ocurrírs<strong>el</strong>e un momento antes: era inocente; <strong>de</strong>clararía a su<br />

esposo francamente su posición, y esta franqueza la granjearía<br />

más y más su aprecio. ¿Y adón<strong>de</strong> podría dirigir sus<br />

pasos sino a su habitación? Cualquiera otro partido hubiera<br />

sido indisculpable. Llena <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que en último resultado<br />

nada podía echárs<strong>el</strong>e en cara, pues que había sabido<br />

resistir a las seductoras palabras <strong>de</strong>l <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> y nada había en<br />

su conducta verda<strong>de</strong>ramente reprensible, dirigióse a su <strong>de</strong>partamento,<br />

no sin luchar algún tanto, y aunque a su pesar<br />

<strong>de</strong>sventajosamente, con <strong>el</strong> recuerdo perseguidor <strong>de</strong>l diálogo<br />

que acababa <strong>de</strong> tener con un hombre más p<strong>el</strong>igroso <strong>de</strong> lo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!