08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 297 – Capítulo XXX<br />

—Veamos, Abenzarsal, esa prodigiosa fecundidad <strong>de</strong> recursos.<br />

Ya imaginaba yo que no <strong>de</strong>jaríais <strong>de</strong> sacarme <strong>de</strong> este<br />

molesto apuro.<br />

—¿Has visto alguna vez a tu juglar Ferrus <strong>de</strong>sempeñar,<br />

con singular <strong>de</strong>streza y maestría, <strong>el</strong> famoso juego <strong>de</strong> cubiletes<br />

que <strong>de</strong> Italia han traído a España algunos juglares y<br />

juglaresas <strong>de</strong> Provenza?<br />

—A<strong>de</strong>lante, Abenzarsal.<br />

—Bueno; pues es necesario que aprendas ahora <strong>de</strong> Ferrus<br />

tan peregrina habilidad, y esto sin remedio.<br />

—¿Os volvéis loco, u os burláis <strong>de</strong> mí?<br />

—Ni lo uno ni lo otro. Lo primero no me tiene cuenta a mí;<br />

lo segundo no te la tiene, señor, a ti; sin embargo, afírmome<br />

en lo dicho; no tienes, con<strong>de</strong>, otro remedio, a no ser que<br />

quieras valerte <strong>de</strong>l agua aqu<strong>el</strong>la que poseo, que no sería tan<br />

mal recurso. Pero has dado en apreciar la vida <strong>de</strong>l hombre...<br />

—¡Qué horror, Abenzarsal, qué horror! ¿Habéis tomado a<br />

vuestro cargo endurecer mi alma y hacer <strong>de</strong> mí un pícaro tan<br />

redomado como vos? ¿No tembláis <strong>el</strong> crimen?<br />

—¿Qué es <strong>el</strong> crimen? ¿Lo que han querido llamar tal los<br />

hombres? Soy uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los; tengo <strong>de</strong>recho a no adoptar sus<br />

<strong>de</strong>finiciones.<br />

—¿Me diréis que <strong>el</strong> quitar la vida a otro ser...?<br />

—¿Qué es quitar la vida, <strong>don</strong> <strong>Enrique</strong>? ¿Pue<strong>de</strong> <strong>el</strong> hombre,<br />

necio, insensato, quitar la vida a ningún ser? ¿Pue<strong>de</strong> <strong>el</strong> hombre<br />

crear ni <strong>de</strong>struir? ¡Impotente! ¡Miserable! Aquél en quien<br />

acaba <strong>el</strong> alma <strong>de</strong> separarse <strong>de</strong>l cuerpo, <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> vivir a los ojos<br />

<strong>de</strong> los hombres. A los ojos <strong>de</strong> Dios vive, porque muere a los<br />

ojos <strong>de</strong> Dios; Él ha <strong>de</strong>rramado la vida en los seres todos; unos<br />

existen bajo unas condiciones, otros bajo otras. Si <strong>el</strong> vivo vive<br />

<strong>de</strong> una manera que confesamos, vive también <strong>el</strong> muerto <strong>de</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!