08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 205 – Capítulo XX<br />

—¡Una hora, Abrahem! Quiero marcharme... Me pondré<br />

<strong>el</strong> antifaz...<br />

—¿Qué <strong>de</strong>cís? Si queréis, mi lecho...<br />

—¡Dios mío! ¡Dios mío!... ¡Qué sueño, Abrahem, qué pesa<strong>de</strong>z!<br />

Es <strong>de</strong> plomo mi cabeza... Abrahem, Abrah... ah... Bien.<br />

Apenas tuvo fuerzas para pronunciar esta última palabra,<br />

a la cual no podía ya dar la enlutada sentido alguno. Inclinóse<br />

su cabeza, <strong>de</strong>jó caer su brazo lánguidamente, abrióse<br />

su mano y <strong>de</strong>sprendióse <strong>de</strong> <strong>el</strong>la sobre su sitial <strong>el</strong> hermoso<br />

pañu<strong>el</strong>o que bordado <strong>de</strong> su propia mano traía, y en que lucía<br />

su nombre con gruesos caracteres góticos <strong>de</strong> oro y seda<br />

artificiosamente mezclados. <strong>El</strong> más profundo letargo había<br />

sobrecogido a la enlutada, y <strong>el</strong> astrólogo conocía, efectivamente,<br />

muy bien <strong>el</strong> maravilloso efecto <strong>de</strong> la narcótica bebida.<br />

—¡Es mía! —dijo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un momento <strong>de</strong> silencio, <strong>el</strong><br />

físico—. ¡Es mía! —añadió levantando <strong>el</strong> antifaz con que se<br />

había cubierto la dueña la cara antes <strong>de</strong> dormirse, y volviendo<br />

a <strong>de</strong>jarle caer sobre sus hermosas facciones luego que<br />

la vio profundamente dormida—. Téngola segura aquí para<br />

hablar con Su Alteza; otra para <strong>el</strong> <strong>de</strong>senlace <strong>de</strong> esta intriga<br />

infernal. Infernal, sí, pero pagada. Ésta es la circunstancia<br />

que han <strong>de</strong> tener las intrigas.<br />

Dichas estas palabras, reconoció <strong>el</strong> astrólogo su habitación<br />

y las puertas <strong>de</strong> <strong>el</strong>la; cerró la comunicación con la escalera<br />

secreta y salió con dirección sin duda a la cámara <strong>de</strong> Su<br />

Alteza.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!