08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 280 – Capítulo XXVIII<br />

acababa <strong>de</strong> implorar, podía salvarla <strong>de</strong>l hondo precipicio que<br />

ante sus pies miraba. Amaba a su esposo por otra parte; y<br />

¿cómo no amarle? Era, pues, tan inocente como <strong>de</strong>sgraciada.<br />

La misma fatalidad que pesaba sobre <strong>El</strong>vira había alcanzado<br />

al <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong>. Había bebido sin saberlo la ponzoña que<br />

corría por sus venas. Largo tiempo había luchado también<br />

<strong>el</strong> <strong>de</strong>ber con <strong>el</strong> amor; pero un concurso <strong>de</strong> circunstancias no<br />

buscadas le habían venido a poner en tal estado, que así le<br />

era fácil sacudir <strong>el</strong> yugo, como le es fácil a la débil paloma<br />

<strong>de</strong>sasirse <strong>de</strong> las cru<strong>el</strong>es garras <strong>de</strong>l sacre <strong>de</strong>vorador.<br />

La puerta <strong>de</strong>l gabinete <strong>don</strong><strong>de</strong> Macías había entrado era<br />

compuesta <strong>de</strong> dos altas hojas, construidas según <strong>el</strong> gusto gótico,<br />

o por mejor <strong>de</strong>cir, góticos arabescos, que tenían entonces<br />

todos los adornos arquitectónicos. Pero en cada una <strong>de</strong> sus<br />

hojas una ventanilla cerrada por una cruz <strong>de</strong> hierro, y puesta<br />

a la altura poco más o menos <strong>de</strong> una persona, proporcionaba<br />

<strong>de</strong>sgraciadamente al caballero la <strong>de</strong>plorable facilidad <strong>de</strong> ver<br />

cuanto pasaba en la cámara <strong>don</strong><strong>de</strong> los dos esposos estaban,<br />

no pudiendo ser él visto a causa <strong>de</strong> la oscuridad en que se<br />

hallaba sepultado aqu<strong>el</strong>la especie <strong>de</strong> astillero o gabinete <strong>de</strong><br />

armas, que no tenía más luz que la que <strong>de</strong>l salón inmediato<br />

recibía.<br />

<strong>El</strong> semblante pálido y <strong>de</strong>shecho <strong>de</strong> <strong>El</strong>vira, sus ojos encendidos<br />

<strong>de</strong> llorar, una in<strong>de</strong>finible tristeza que oscurecía sus<br />

facciones, como una nube oscurece <strong>el</strong> día, y cierta agitación<br />

particular, hija <strong>de</strong>l temor y <strong>de</strong>l cuidado con que entonces estaba,<br />

la hubieran hecho interesante a los ojos <strong>de</strong> cualquiera<br />

por indiferente que hubiera sido a los tiros <strong>de</strong>l amor. Hacía<br />

tiempo, por <strong>el</strong> contrario, que no había tenido Hernán Pérez<br />

un día que tanto hubiese contribuido a disipar su natural<br />

m<strong>el</strong>ancolía. Había cazado con Su Alteza y con <strong>don</strong> <strong>Enrique</strong><br />

<strong>de</strong> Villena, que ambos a dos le habían colmado <strong>de</strong> favores;

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!