08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 242 – Capítulo XXIV<br />

¿Y cómo resistir, sobre todo, a este mágico po<strong>de</strong>r, si al leer<br />

la trova o la chanzón <strong>don</strong><strong>de</strong> los <strong>de</strong>más no veían más que una<br />

brillante poesía, <strong>El</strong>vira no podía menos <strong>de</strong> leer un billete<br />

amoroso? Parecía que sus composiciones la estaban mirando<br />

continuamente a <strong>el</strong>la, como los ojos <strong>de</strong> su autor. Miraba a<br />

veces a su esposo, al parecer, <strong>El</strong>vira, y su imaginación solía<br />

estar muy lejos <strong>de</strong> él. Una lágrima entonces, <strong>de</strong>dicada al<br />

<strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong>, solía asomarse a sus ojos. Vadillo, convaleciente aún,<br />

la miraba absorto y enternecido:<br />

—<strong>El</strong>vira —le <strong>de</strong>cía—, da tregua a tu aflicción; todo p<strong>el</strong>igro<br />

ha huido; me siento mejor ya, y esas lágrimas que por mí<br />

<strong>de</strong>rramas sólo pue<strong>de</strong>n contribuir a afligirme.<br />

Volvía en sí <strong>El</strong>vira al oír esas palabras; un oculto sentimiento<br />

<strong>de</strong> vergüenza teñía sus mejillas <strong>de</strong> carmín, y la<br />

<strong>de</strong>spedazaba la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> abusar, sin querer, <strong>de</strong> la credulidad<br />

<strong>de</strong> su esposo.<br />

En los primeros días había esperado <strong>El</strong>vira a que Fernán<br />

Pérez la hablase <strong>de</strong>l acontecimiento que le había reducido<br />

a aqu<strong>el</strong> término; y lo había esperado con ansia y con temor,<br />

pero en bal<strong>de</strong>. <strong>El</strong> hidalgo, fuese por amor propio, fuese por no<br />

tener bastante seguridad para empren<strong>de</strong>r una explicación<br />

en que él no podía hacer todavía <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> <strong>de</strong> acusador, guardó<br />

<strong>el</strong> más riguroso silencio. En vista <strong>de</strong> esta conducta, parecióle<br />

a <strong>El</strong>vira que lo mejor que podía hacer era aventurar alguna<br />

pregunta; pero igual suerte tuvo su arrojo que su expectativa.<br />

No sólo no consiguió ninguna explicación satisfactoria en<br />

este punto, sino que habiendo conocido que toda conversación<br />

r<strong>el</strong>ativa a la noche <strong>de</strong>l du<strong>el</strong>o, alteraba visiblemente a Vadillo,<br />

hubo <strong>de</strong> renunciar a su importuna curiosidad. Creyendo<br />

<strong>el</strong> hidalgo, también, que su esposa le negaría haber sido<br />

<strong>el</strong>la la enlutada encontrada en <strong>el</strong> cuarto <strong>de</strong>l astrólogo, y<br />

que mientras no tuviese otras pruebas irrecusables sería

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!