08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 268 – Capítulo XXVII<br />

cuando yo le encontré distraído, «me ama tanto como yo a<br />

<strong>el</strong>la; es imposible; no era culpable...».<br />

—¿Eso <strong>de</strong>cía?<br />

—Eso le oí.<br />

—¡Dios mío! ¡Cuán ingrata soy! Y en ese caso, esos c<strong>el</strong>os<br />

que dices...<br />

—Esos c<strong>el</strong>os pue<strong>de</strong> tenerlos <strong>de</strong> alguno, aun sin pensar que<br />

vos...<br />

—¿De alguno?<br />

—Escuchad. Ayer en la corte miró a un caballero, que<br />

conocéis, <strong>de</strong> una manera... ¡Ay! Si sus ojos hubieran sido<br />

rayos, con la v<strong>el</strong>ocidad <strong>de</strong>l r<strong>el</strong>ámpago hubiera sido reducido<br />

a cenizas <strong>el</strong> caballero.<br />

—¡Ci<strong>el</strong>os! ¿Qué os hice para merecer tanto rigor?<br />

—Y como se dice que ya en una ocasión ha tenido algún<br />

lance con <strong>el</strong> mismo caballero, y que sus heridas...<br />

—Basta, Jaime, no <strong>de</strong>spedaces mi corazón; tú que le conoces,<br />

tú que sabes cuán inocente soy...<br />

—¡Oh! Si yo fuera esposo <strong>de</strong> la hermosa <strong>El</strong>vira, ¡qué pocos<br />

cuidados me habían <strong>de</strong> dar los c<strong>el</strong>os! ¡Cómo dormiría a pierna<br />

su<strong>el</strong>ta! ¿No es verdad, prima?<br />

Un estremecimiento involuntario fue la única respuesta<br />

<strong>de</strong> <strong>El</strong>vira, y un profundo silencio, indicio <strong>de</strong> la mayor distracción.<br />

—¿No es verdad, prima? —preguntó <strong>de</strong> nuevo <strong>el</strong> inexperto<br />

niño, volviendo a aplicar <strong>el</strong> <strong>de</strong>do impru<strong>de</strong>ntemente en la<br />

llaga—. <strong>El</strong>lo, por otra parte, a mí me da lástima.<br />

—¿Qué te da lástima? —preguntó <strong>El</strong>vira.<br />

—Si vierais en qué estado está mi pobre amigo; <strong>el</strong> que<br />

solía llamar así...<br />

—¿Qué amigo?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!