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El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

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<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 419 – Capítulo XL<br />

Esto era todo lo que se podía <strong>de</strong>cir. Sus ojos, hundidos en <strong>el</strong><br />

cráneo, brillaban con un fuego extraordinario y parecían querer<br />

<strong>de</strong>vorar al que la miraba; sus ojeras negras, sus mejillas<br />

<strong>de</strong>scarnadas, su frente surcada <strong>de</strong> arrugas y sus manos <strong>de</strong><br />

esqu<strong>el</strong>eto, manifestaban que alguna enfermedad crónica y<br />

terrible consumía su existencia.<br />

Arrojábanla p<strong>el</strong>las <strong>de</strong> barro los muchachos y corrían tras<br />

<strong>el</strong>la.<br />

—¡La loca! ¡la loca! —gritaban—. ¿Cómo te llamas? ¿Nos<br />

dices la hora que es? ¡La loca! ¡la loca!<br />

A toda esta algazara respondía la <strong>de</strong>sdichada con una<br />

feroz y extraviada sonrisa; parábase, escuchaba un momento<br />

y soltando una estúpida carcajada:<br />

—¡Es tar<strong>de</strong>! —gritaba con voz ronca—; ¡es tar<strong>de</strong>! —<strong>de</strong>spedazábase<br />

al mismo tiempo las manos y dábase golpes en <strong>el</strong><br />

pecho.<br />

—¿Qué es eso? —preguntó <strong>don</strong> Luis a un muchacho.<br />

—¡Ah!, señor maestre —contestó <strong>el</strong> muchacho, que parecía<br />

conocer al caballero—, ¡es la loca!<br />

—Y, ¿quién es la loca?<br />

—Aquí —repuso <strong>el</strong> muchacho— sólo por ese nombre la<br />

conocemos; <strong>de</strong> temporada en temporada se aparece por <strong>el</strong><br />

pueblo; otras veces vive por <strong>el</strong> monte, y dicen los pastores<br />

que gusta mucho <strong>de</strong> pasar los días enteros mirando a los<br />

barrancos. No habla más que dos palabras. No llora nunca;<br />

¿oís esa carcajada? Eso es lo que hace; aquí siempre estamos<br />

<strong>de</strong>seando que venga, porque es para todo <strong>el</strong> pueblo una<br />

diversión.<br />

—¡Inf<strong>el</strong>iz! —dijo <strong>don</strong> Luis—; ¿no queréis verla, señor Hernán<br />

Pérez?

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