08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 235 – Capítulo XXIII<br />

había salido a halconear por <strong>el</strong> soto <strong>de</strong> Manzanares; r<strong>el</strong>ación<br />

a que daba bastante verosimilitud la circunstancia <strong>de</strong> haber<br />

vu<strong>el</strong>to Fernán en brazos <strong>de</strong> algunos siervos <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Villena.<br />

Otros, sin embargo, <strong>de</strong> los amigos <strong>de</strong> Macías que habían notado<br />

su singular aislamiento, su profunda tristeza y que habían<br />

creído interceptar en varias ocasiones algunas miradas <strong>de</strong><br />

rencor dirigidas por <strong>el</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> a Vadillo, y que recordaban con<br />

este motivo una serenata dada cierta noche a los pies <strong>de</strong> la<br />

habitación <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>sa, no se sabía por quién, tuvieron lo<br />

bastante para <strong>de</strong>cir que <strong>el</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> había puesto los ojos en<br />

cierta dama, cosa que no le había parecido bien, según <strong>el</strong>los,<br />

al hidalgo, que aunque no era caballero, era marido, y según<br />

malas lenguas un si es no es c<strong>el</strong>oso. A esta versión daba<br />

algún peso tal cual sonrisa maligna que <strong>el</strong> judío Abenzarsal<br />

había <strong>de</strong>jado escapar en algunos corrillos <strong>de</strong> la corte, <strong>don</strong><strong>de</strong><br />

se había referido <strong>el</strong> du<strong>el</strong>o singular. <strong>El</strong> propalar estas especies<br />

no era, en verdad, servir amistosamente la pasión <strong>de</strong> Macías<br />

ni hacer gran favor a la buena opinión y fama <strong>de</strong> <strong>El</strong>vira; pero<br />

hay autores que aseguran que la amistad no excluye la envidia,<br />

<strong>de</strong> <strong>don</strong><strong>de</strong> infieren que las conversaciones <strong>de</strong> los amigos<br />

no son siempre las más favorables. Nosotros, que estamos<br />

lejos <strong>de</strong> participar en esta opinión arriesgada, creemos más<br />

bien que algún amigo <strong>de</strong> Macías sospechó aqu<strong>el</strong>la explicación<br />

como la más satisfactoria y natural sobre <strong>el</strong> lance ocurrido;<br />

éste, en confianza, comunicaría su i<strong>de</strong>a a algún otro amigo,<br />

quien la trasladaría a otro bajo la misma fe <strong>de</strong>l secreto, <strong>de</strong><br />

cuyo modo fue corriendo la noticia; y como nosotros somos<br />

<strong>de</strong>fensores acérrimos <strong>de</strong> los amigos, en los cuales creemos<br />

como en nuestra salvación, nos atrevemos a asegurar que<br />

al repetirse sus conjeturas <strong>de</strong> boca en boca, siempre irían<br />

acompañadas <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>las expresiones cariñosas tales como:<br />

«¡Pobre Macías! ¿Sabéis que <strong>el</strong> <strong>de</strong>safío fue por <strong>El</strong>vira? ¿Qué

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!