08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 281 – Capítulo XXVIII<br />

aquélla había sido la primera vez que se había hallado en<br />

público en calidad <strong>de</strong> caballero, y <strong>el</strong> corazón <strong>de</strong>l hombre es<br />

harto débil para no lisonjearse <strong>de</strong> semejantes distinciones.<br />

Deseaba partir con una persona querida su satisfacción; y<br />

¿con quién mejor que con su esposa? Dirigióse a <strong>el</strong>la con<br />

un semblante más animado y franco <strong>de</strong> lo que comúnmente<br />

solía.<br />

—He tardado, ¿no es verdad, <strong>El</strong>vira? —dijo acercándose<br />

a <strong>el</strong>la con un hermoso azor en <strong>el</strong> puño izquierdo—. ¿He<br />

tardado?<br />

—No, Hernán; antes paréceme que habéis venido...<br />

—¿No me esperabais todavía? Esta es la suerte <strong>de</strong> los<br />

maridos. Nunca se los espera.<br />

—¡Santo Dios! —dijo para sí <strong>El</strong>vira, hasta cuyo corazón<br />

había penetrado esta casual alusión.<br />

—¿Estáis triste, <strong>El</strong>vira? —continuó Hernán acariciando<br />

al pájaro distraídamente—. Cualquiera diría que habíais<br />

cometido alguna acción <strong>de</strong> que tuvieseis que avergonzaros.<br />

Si os hubiera sorprendido con un amante no tendríais la cara<br />

más lastimosamente m<strong>el</strong>ancólica. Si he venido a haceros<br />

mala obra...<br />

—¡Esposo mío! —exclamó <strong>El</strong>vira, <strong>de</strong>strozada en su interior—.<br />

Sabéis que ha tiempo que la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> mi cabeza...<br />

—Tenaces son esos males <strong>de</strong> cabeza y terribles —añadió<br />

Hernán—. También está triste este pájaro. Miradle, <strong>El</strong>vira.<br />

Su Alteza acaba <strong>de</strong> cambiárm<strong>el</strong>e por <strong>el</strong> mío; ha cazado tan<br />

bien esta mañana que ha querido quedarse con él. Nos ha<br />

encantado a todos. ¿Queréis creer que cuantas veces le ha<br />

soltado Su Alteza y <strong>don</strong> <strong>Enrique</strong> <strong>de</strong> Villena, otras tantas<br />

ha vu<strong>el</strong>to con la presa? Sólo una vez que le solté yo se vino<br />

con las garras vacías. Sobre eso quiso Su Alteza darme vaya.<br />

«¡Ea!, dijo, Vadillo, hoy no estáis para cazar. Hoy no cogeréis

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!