08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 223 – Capítulo XXII<br />

—Para hablar, hidalgo, no necesitábamos habernos apartado<br />

tanto <strong>de</strong> Madrid.<br />

—Decís bien —repuso <strong>el</strong> hidalgo, en quien la ira crecía<br />

más y más en <strong>el</strong> corazón con cada respuesta <strong>de</strong>l arrogante<br />

mancebo—: vengamos, pues, a los pactos <strong>de</strong> nuestro du<strong>el</strong>o.<br />

<strong>El</strong> que venza...<br />

—<strong>El</strong> que venza —dijo Macías irritado ya por la tardanza—<br />

enterrará al otro, o lo <strong>de</strong>jará, si le parece mejor, para<br />

pasto <strong>de</strong> los cuervos <strong>de</strong> Castilla.<br />

—Si le venciese, empero, sin matarle, podrá imponerle...<br />

—Os prevengo, hidalgo, que no me venceréis sino matándome.<br />

Por lo <strong>de</strong>más, recordad que no estáis armado caballero,<br />

y cuando me sujeto a reñir con vos, no pue<strong>de</strong> haber pacto por<br />

consiguiente entre nosotros.<br />

—No estoy armado, pero soy hidalgo. Por no haberla recibido<br />

no <strong>de</strong>sconozco la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> caballería...<br />

—Probadlo, pues.<br />

Bien vio <strong>el</strong> hidalgo que en bal<strong>de</strong> intentaría obtener <strong>de</strong> su<br />

adversario más amplias explicaciones. Meditó un momento<br />

buscando en su imaginación algún medio que pudiera hacerle<br />

conocer si era realmente tan culpada su esposa como él lo<br />

había imaginado o si habría procedido <strong>de</strong> ligero; pero no hallando<br />

ninguno, y temiendo, por fin, que sus dilaciones diesen<br />

motivo al <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> para dudar <strong>de</strong> su valor, púsose en actitud<br />

<strong>de</strong> acometer sin proferir más palabras, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> pocos instantes<br />

sonaban ya las espadas cruzándose con <strong>de</strong>sapacible y<br />

temeroso ruido. La oscuridad no permitía una <strong>de</strong>fensa tan<br />

hábil como la exigía la seguridad <strong>de</strong> cada uno; pero en cambio<br />

po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que realmente entrambos a dos tiraban más<br />

bien a ofen<strong>de</strong>r al contrario que a resguardar su propia vida<br />

<strong>de</strong>l contrapuesto acero. Por otra parte, los dos manejaban<br />

las armas y las conocían perfectamente. Imposible nos fuera

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!