08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 276 – Capítulo XXVII<br />

como es fácil encerrar en una vasija esos rayos <strong>de</strong>l sol que<br />

nos alumbra.<br />

—Macías, ¡por piedad!<br />

—No; sufre ahora, que yo sufrí también, y sin consu<strong>el</strong>o y<br />

sin in<strong>de</strong>mnización y sin premio. Una vez no más te hablo en<br />

la vida, pero me has <strong>de</strong> oír. ¿Temes <strong>el</strong> mundo? Bien. Habla,<br />

es verdad, habla impru<strong>de</strong>nte lo que sabe, lo que no sabe, lo<br />

que existe y lo que acaso jamás existirá. Tém<strong>el</strong>e tú en buen<br />

hora. Yo le aborrezco. Huyamos <strong>de</strong> él, huyamos para siempre.<br />

Una lanza para mí y un caballo para los dos. Basta.<br />

—¿Qué escucho? ¿Adón<strong>de</strong> queréis llevarme?<br />

—Don<strong>de</strong> no haya hombres, <strong>El</strong>vira; <strong>don</strong><strong>de</strong> la envidia no penetre.<br />

Una cueva nos ce<strong>de</strong>rán los bosques; amor la adornará;<br />

tú misma con tu presencia. Sólo nosotros hablaremos <strong>de</strong> nosotros.<br />

<strong>El</strong> león allí no contará a la leona, con maligna sonrisa,<br />

que Macías ama a <strong>El</strong>vira. Las fieras se aman también, y no<br />

se cuidan como <strong>el</strong> hombre <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> su vecino. <strong>El</strong> viento<br />

sólo lo dirá a los ecos, que nos lo repetirán a nosotros mismos.<br />

Ven, <strong>El</strong>vira, bien mío.<br />

—Macías —dijo <strong>El</strong>vira <strong>de</strong>sasiéndose <strong>de</strong> los opresores lazos<br />

<strong>de</strong>l <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong>—, vos os <strong>de</strong>jáis llevar <strong>de</strong> vuestro loco arrebato. Vos<br />

me tuteáis...<br />

—¿Y qué importa, señora, que no se tuteen nuestros labios,<br />

si nuestros ojos se tutean?<br />

—¡Ea! partid, <strong>de</strong>jadme —añadió <strong>El</strong>vira con una emoción<br />

difícil <strong>de</strong> explicar—. Por la última vez, <strong>de</strong>jadme.<br />

—Decidme que me amáis y partiré. Una vez sola, una<br />

vez; <strong>de</strong>cidme que he <strong>de</strong> volver a veros, que he <strong>de</strong> volver a<br />

hablaros...<br />

—Soltad; es imposible.<br />

—Amadme, <strong>El</strong>vira, ¡por piedad!<br />

—¡Nunca! ¡jamás! Os aborrezco.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!