08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 219 – Capítulo XXII<br />

para <strong>de</strong>sechar lo segundo! <strong>El</strong> tiempo, entretanto, corría, y<br />

era forzoso <strong>de</strong>cidirse presto.<br />

—Abenzarsal —dijo por fin Villena con la violencia que se<br />

hace <strong>el</strong> enfermo para pasar <strong>de</strong> un trago la amarga medicina<br />

a que ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>ber mal su grado su salud—, Abenzarsal, me<br />

habéis perdido. Nada habéis hecho por mí si muere alguno.<br />

Corramos a evitar una catástrofe. ¡Ay <strong>de</strong> nosotros si llegamos<br />

tar<strong>de</strong>! No os mandé yo tanto.<br />

—¿Qué dices, señor? —repuso asombrado <strong>el</strong> astrólogo,<br />

que contaba todavía con la in<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> y con su<br />

propia <strong>el</strong>ocuencia para acabarle <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar—. ¿Preten<strong>de</strong>r<br />

lograr tus planes con semejante cobardía? ¿Nada quieres<br />

sacrificar? Nada, pues, lograrás. <strong>El</strong> entendido maestro corta<br />

un brazo para salvar los <strong>de</strong>más miembros. Los términos<br />

medios nada remedian. Dejémosles correr su suerte. Si su<br />

const<strong>el</strong>ación, por otra parte, es morir, ¿qué po<strong>de</strong>r tendremos<br />

para contrastar los astros?<br />

—¡Los astros!, ¡los astros! Acostumbrado a ese pérfido<br />

lenguaje, queréis <strong>de</strong>slumbraros a vos mismo. Si uno <strong>de</strong> <strong>el</strong>los<br />

está pereciendo en este instante, ¿qué astro sino vuestra<br />

intriga les habrá perdido?<br />

—Eso querrá <strong>de</strong>cir, <strong>don</strong> <strong>Enrique</strong>, que su const<strong>el</strong>ación era<br />

que les perdiese mi intriga.<br />

—Basta, Abenzarsal —gritó Villena mirando al r<strong>el</strong>oj—.<br />

Cada grano <strong>de</strong> menuda arena que veis caer en la parte inferior<br />

<strong>de</strong> esa vasija es una gota <strong>de</strong> sangre tal vez, y no encierran<br />

tantas gotas las venas <strong>de</strong> ningún hombre como granos contiene<br />

ese arenero. Abenzarsal, yo quiero que su const<strong>el</strong>ación<br />

no or<strong>de</strong>ne su muerte; venid conmigo...<br />

—¿Adón<strong>de</strong>? ¿Quién es capaz <strong>de</strong> adivinar dón<strong>de</strong> han dirigido<br />

sus pasos en medio <strong>de</strong> las tinieblas <strong>de</strong> la noche, dos locos,<br />

que...

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!