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El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

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<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 396 – Capítulo XXXVIII<br />

Dos largas horas pasaron en tan cru<strong>el</strong> expectativa. Impacientábase<br />

ya <strong>el</strong> concurso como si hubiera pagado <strong>el</strong> dinero<br />

por su asiento y como si fuese aqu<strong>el</strong>la una función que estuviese<br />

ya Su Alteza obligado a darle, sólo por <strong>el</strong> hecho <strong>de</strong> haber<br />

él concebido esperanzas <strong>de</strong> presenciarla. Circunstancia que<br />

prueba que <strong>el</strong> público <strong>de</strong> Andújar en <strong>el</strong> siglo XV se parecía a<br />

los públicos <strong>de</strong> todas las épocas y países. Había consentido<br />

en recrearse con los furibundos mandobles y reveses <strong>de</strong>l combate;<br />

había contado con una diversión, porque generalmente<br />

las calamida<strong>de</strong>s particulares son diversiones públicas, y la<br />

diversión no llegaba. Comenzaba a levantarse ya un sordo<br />

murmullo <strong>de</strong> <strong>de</strong>scontento y <strong>de</strong>saprobación; quién hablaba<br />

contra Macías, caballero aleve y <strong>de</strong>scortés que se había ofrecido<br />

al socorro <strong>de</strong> una dama para faltar <strong>de</strong>spués a su palabra<br />

y su fe; quién se indignaba contra Villena, achacando a sus<br />

cobar<strong>de</strong>s maleficios la <strong>de</strong>saparición <strong>de</strong>l pun<strong>don</strong>oroso <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong>.<br />

Habían ganado terreno en este tiempo Nuño y su compañero,<br />

portador <strong>de</strong> las letras que según propias expresiones<br />

le había confiado Peransúrez para <strong>el</strong> justicia mayor; ora sirviéndose<br />

<strong>de</strong> la persuasión; ora <strong>de</strong> sus codos, habíanse abierto<br />

paso poco a poco hasta llegar a colocarse cerca <strong>de</strong>l tablado <strong>de</strong><br />

los jueces, dando la vu<strong>el</strong>ta al palenque. Atraído un faraute a<br />

las voces <strong>de</strong> Nuño, no pudo menos <strong>de</strong> acudir a ver qué pretendía<br />

aqu<strong>el</strong> palurdo; expúsole entonces <strong>el</strong> montero cómo tenía<br />

dos palabras que comunicar a su señoría <strong>el</strong> justicia mayor.<br />

Miróle <strong>de</strong> alto a bajo <strong>el</strong> faraute, y como le vio tan malparado:<br />

—No es ocasión, villano —le dijo—, <strong>de</strong> pedir justicia. Id<br />

mañana a la audiencia.<br />

—Ved que no es justicia lo que a pedirle vengo, ni son<br />

asuntos míos los que tengo que comunicarle.

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