Al Señor don Jorge Atucha

Santos Vega o Los mellizos de la flor : rasgos dramáticos de la vida del gaucho en las campañas y praderas de la República Argentina (1778 a
1808)
pero, ahora, acordemonós
que este iba en su doradillo;
ansí, apenas lo apuró,
treinta varas adelante
del salvaje lo sentó
de una rienda, diole güelta
frente al Indio que lo vio
venírsele encima, al tiempo
que el primer rayo del sol
que nacía en ese istante,
majestuoso y brillador,
sobre el rostro distinguible
del teniente reflejó.
Entonces el Pampa altivo,
cuando de frente miró
la cara de su contrario,
del caballo se tiró
al suelo, donde postrado
de rodillas lo encontró
Berdún, cuando iba a partirlo
largándole el corte dos 258 .
Pero le puso las manos
el salvaje, y exclamó:
¡No matando 259 , ché, Berdún,
Amico 260 , que mi parió
Lunareca!
-¡Dios bendito!
dijo Genaro, y soltó
258 El segundo de los seis cortes que enseña el manejo del sable.
259 No matando: no me mates, Berdún.
260 Amico: amigo, la Lunareja me parió.
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