Al Señor don Jorge Atucha

Santos Vega o Los mellizos de la flor : rasgos dramáticos de la vida del gaucho en las campañas y praderas de la República Argentina (1778 a
1808)
que al fin se le redamó
alla al ser de madrugada:
Cuando ya estaba en sazón,
riquísima, porque hirvió
hasta el alba que duró
sin apagarse el fogón,
y hecho ascuas amaneció.
Pero a el alba ya era escasa
la llama que el fuego hacía,
pues la ceniza cubría
de cada tizón la brasa,
que ardiendo siempre seguía.
De manera, que el fogón
a esa hora sólo soltaba
la llama que se escapaba
de alguno que otro tizón,
que el fuego reconcentraba.
Mucho después de la una
de la noche, apareció
resplandeciente y subió
a medio cielo la luna,
y la pampa iluminó.
El campo en tranquilidá
por la Vitel todo estaba;
pero, a el alba se escuchaba
de cuando en cuando a un chajá,
que lejos al sur grazniaba.
Lo mesmo a los teruteros
apenas se les oía
de lejos la gritería;
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