Al Señor don Jorge Atucha

Santos Vega o Los mellizos de la flor : rasgos dramáticos de la vida del gaucho en las campañas y praderas de la República Argentina (1778 a
1808)
mezclado con ¡qué sé yo!...
de suerte que, a lo infinito,
el pobre Cruz se apedó
y a bostezar soñoliento
por la tranca principió.
A eso de la una y tres cuartos,
cuando el sueño lo apuró,
y después que enteramente
hasta el buche se llenó,
el soldao le dijo a Luis,
en un tono secarrón
-Aparcero, es tardecito,
vamos retirandonós.
-¡Qué tarde ha de ser, amigo!
el Mellizo contestó;
le parece a usté no más
nos iremos a las dos,
ansí que medio asentemos
los chorizos...
-No, señor,
no me parece: que es tarde,
el soldado replicó;
y el presidio está lejazos
no embrome, pues; vamonós,
y, por su madre, no me haga
faltar, a mi obligación...
Pero se dejaba estar
en su banco Masramón.
Todo el volcán del infierno
Luis entre el cuerpo sintió,
al conocerle al soldao
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