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ENSAYISTAS COSTARRICENSES - Sinabi

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tibie y ajena a toda fusión; sin embargo, hay en su sustancia algo que<br />

hace suponer la unidad del hombre futuro, como veremos luego.<br />

Cuando Bunge estudiaba el fenómeno político de nuestras naciones<br />

de Hispanoamérica, concluyó por manifestar un pesimismo que<br />

tal vez tenía fundamento real en la acritud del momento histórico;<br />

somos para él una raza híbrida, en que alternan los elementos síquicos<br />

del negro degradado y la arrogancia inepta del español medioeval.<br />

Nuestra política era una resultante de este temperamento apasionado y<br />

l ánguido, enemigo del orden y del trabajo austero, y el caciquismo una<br />

especie de pináculo moral que resumía el carácter de las comunidades.<br />

Los sabios, cuando sólo se sirven del microscopio y del auxilio clínico,<br />

reducen el espacio de su visión tanto como lo profundizan; y así Bunge,<br />

que expresaba una incontrovertible verdad, no supo ver sino nuestros<br />

defectos y no pudo levantarse a aquel sano optimismo que se empina<br />

sobre el presente con la mirada hacia el porvenir. ¿Es necesario añadir<br />

que cuantos han tocado el tema, se han afiliado, intuitiva o conscientemente<br />

a la tesis de Bunge?<br />

Hay, no obstante, algo más que la ciencia, el hombre mismo,<br />

que la perfecciona y la produce, y una simple mirada al pasado bastará<br />

para probarnos que desde el principio de los tiempos, desde que hay<br />

memoria humana, se ve al hombre buscando al hombre, con el deseo de<br />

completarse. Esto no fue posible en la antigüedad, y a cada tentativa<br />

de unión el dominio de la espada se impuso; estas grandes marejadas<br />

de pueblos, de civilizaciones enteras golpeando unas contra otras y haciendo<br />

resonar el orbe con el retumbo de las armas y con el trueno de<br />

los cantos épicos, buscaban sin saberlo esos reflujos vastísimos de cuya<br />

reacción quedan siempre algunos restos de vida espiritual, como de las<br />

mareas quedan en las playas los amontonamientos de animales desconocidos<br />

y de elementos preciosos. Es indudable que la guerra ha sido<br />

un recurso de compenetración, y que nuestras civilizaciones han brotado,<br />

como una sangre generosa, del filo de la espada; si la moral del siglo<br />

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