BIOETICA Y PSIQUIATRIA
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BIOÉTICA Y PSIQUIATRÍA. LOURDES MENDIBURU.<br />
que, en el caso de los enfermos mentales, y su supuesta “peligrosidad” lleva a exigir la<br />
información de posibles conductas de riesgo bajo la supuesta “necesidad de proteger” a terceros.<br />
La relación clínica<br />
Como hemos dicho, la relación médico-paciente ha ido derivando hacia un enfoque<br />
autonomista que, aun siendo muy deseable, corre el riesgo de perder la actitud humanista y<br />
comprehensiva que siempre ha tenido la profesión médica.<br />
Uno de los intentos más completos de perfilar los diversos modos de relación clínica lo<br />
expone Emanuel (1992) que señala cuatro modelos:<br />
1. Modelo paternalista: el médico conoce lo que más conviene al paciente y decide por<br />
él en su mayor bien, imponiendo desde su autoridad técnica y moral su decisión.<br />
2. Modelo informativo: el médico, como técnico capaz, expone al paciente<br />
explicaciones sobre su enfermedad y las posibles alternativas terapéuticas, dejando en manos del<br />
paciente la decisión a tomar (se parte de que el paciente es conocedor de sus propios valores y<br />
sólo precisa de la información adecuada para decidir).<br />
3. Modelo interpretativo: El profesional, además de conocer e informar, ayuda al<br />
paciente a desvelar sus propios valores respecto a la salud, interpretándolos y ayudándole a<br />
comprenderlos, de modo que pueda tomar la decisión más adecuada y coherente.<br />
4. Modelo deliberativo: el médico, además de la comprensión del problema de salud,<br />
información técnica, interpretación y consejo respecto a los propios valores de la persona, y<br />
desde la neutralidad de no imponer sus propios valores al paciente, favorece un proceso de<br />
deliberación a fin de confluir en una decisión conjunta y consensuada. Cabe usar la persuasión<br />
racional.<br />
Aunque podría haber un modelo ideal general (probablemente el deliberativo), no se puede<br />
obviar que las situaciones clínicas son muy variables y que requerirán modos de trabajo<br />
adecuados a las circunstancias concretas. Así, en situaciones de urgencia vital o de alto riesgo, el<br />
modelo paternalista sería el más indicado. El contexto asistencial modula, en gran parte, el modo<br />
de actuación. Así, por ejemplo, no cabe esperar que en condiciones de escasa disponibilidad de<br />
tiempo, de alta presión asistencial o de actitudes “hipertecnificadas”, el modo deliberativo pueda<br />
prosperar. Esto nos llevaría a plantear que un modo idóneo o ideal de correcta relación clínica no<br />
precisa solo de conocimientos y medios técnicos sino también de tiempo, y actitudes de<br />
colaboración y debate.<br />
La vulnerabilidad del paciente psíquico<br />
En psiquiatría, por las especiales características de los pacientes atendidos, el modelo<br />
paternalista ha persistido vigente durante más tiempo que en otras facetas sanitarias. Entre otros<br />
factores, la apertura a modos de trabajo más comunitarios, y a patologías menos incapacitantes,<br />
ha despertado la necesidad y el interés por otras maneras de enfocar la relación clínica. El<br />
seguimiento del paciente durante periodos más prolongados de tiempo, y la particular interacción<br />
que se da en la consulta psiquiátrica, permiten un enfoque deliberativo, y la psiquiatría cuenta con<br />
un mayor interés por el desvelamiento y elaboración de los deseos y valores del paciente (debido<br />
al influjo del psicoanálisis), ocultos tras la apariencia de lo explícito.<br />
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