BIOETICA Y PSIQUIATRIA
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BIOÉTICA Y PSIQUIATRÍA. LOURDES MENDIBURU.<br />
4. Servir de herramienta en la educación profesional.<br />
Los códigos diseñados para proteger y favorecer el bienestar de la profesión suelen<br />
basarse en la organización de los gremios. Subyace el paternalismo: el médico sabe más. Un<br />
buen ejemplo es y el código de Percival, en el que se asimilan “superioridad” y autoridad.<br />
También el Juramento Hipocrático es de este tipo. En general, un código de este tipo puede<br />
entenderse de dos modos totalmente opuestos: en beneficio propio, ó como medio para unir a<br />
un grupo de profesionales en una fuerza cohesionada. Lo importante es el interés del propio<br />
médico, y cualquier referencia a los pacientes es accesoria. En este modelo, los pacientes<br />
están infantilizados y se les reconoce una escasa capacidad de responsabilizarse de su<br />
bienestar. Se les priva de voz en la toma de decisiones médicas, que el autor de un código<br />
inspirado en los gremios considera una obligación propia del profesional. La posición<br />
contraria, presente en casi todos los códigos previos a Nuremberg, refleja que la profesión<br />
médica se considera a sí misma la personificación de una noble tradición de compromiso y<br />
dedicación. El profesional necesita una “estrecha solidaridad” y comparte una “determinada<br />
filosofía de la vida”. (por ejemplo en el Juramento Hipocrático se hace un pacto con la<br />
propia profesión).<br />
El segundo objetivo consiste en participar en los procesos de autorregulación de la<br />
profesión. El profesional aprecia la autonomía en todas las facetas de su actividad, es decir, el<br />
poder de ejercer su actividad profesional según su criterio, aunque dentro de las convenciones<br />
aceptadas en la práctica clínica: se valoran las innovaciones clínicas siempre que no sean tan<br />
peculiares que puedan constituir una forma incorrecta de asistencia. También se valora mucho<br />
la investigación. Estas libertades, sin embargo, están sometidas a restricciones desde dentro de<br />
la profesión. La solidaridad apela a la fidelidad a sus normas y a un compromiso de respeto<br />
mutuo. Los miembros que se comporten de forma desviada rompen la cohesión del grupo,<br />
siendo necesario restringir sus actuaciones para que no dañen a sus colegas.<br />
Está claro que este tipo de comentarios traduce un juicio de valor en la línea de las<br />
críticas que consideran que la profesión médica es predominantemente egoísta.<br />
Efectivamente, los códigos impiden que la profesión se vea expuesta a sanciones de<br />
autoridades externas (digamos legislativos, Administración, tribunales).<br />
Una visión positiva sostiene que la autorregulación ejercida por los códigos es más<br />
beneficiosa para el paciente que para el grupo corporativo: el código resume los deberes<br />
fundamentales para un adecuado ejercicio clínico. Un documento de este tipo, basado no en<br />
una ética de la virtud, sino en una ética del deber, proporciona normas a la profesión, sin<br />
llegar a ser excesivamente prescriptivo ó restrictivo. La aplicación de un código con función<br />
reguladora de la profesión puede mejorar el nivel asistencial, ya que exige al médico algo más<br />
que el mero cumplimiento de las normas legales.<br />
Como sugiere Pellegrino, los criterios para juzgar una conducta profesional se extienden<br />
en un continuum desde laxos a estrictos. El código puede variar desde una ética mínima<br />
(única limitación: las normas legales), a otro tipo de código con un nivel más elevado de<br />
compromiso moral (criterio intermedio). Los criterios más estrictos rebasan este nivel<br />
intermedio, ya que exigen que se cumpla un código ético basado en la virtud: así, la<br />
beneficencia complementa al deber, incluso hasta el punto de un coste personal y el altruismo<br />
sustituye al egoísmo. La consecuencia de todas estas posibilidades de autorregulación es un<br />
código que consigue el equilibrio entre deber y virtud, lo cual no es fácil, ya que un código<br />
basado en la virtud aspira a que se cumplan ciertas cualidades, como la compasión, la<br />
honestidad y la benevolencia, todas ellas difíciles de definir y caracterizar.<br />
Un tercer objetivo de un código lo constituye el promover la sensibilidad moral. Para<br />
Clouser, un elemento básico en todos los códigos es la combinación de su papel sensibilizador<br />
y su función de estructuración (aclaración de los problemas éticos que surgen en la práctica).<br />
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