BIOETICA Y PSIQUIATRIA
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BIOÉTICA Y PSIQUIATRÍA. LOURDES MENDIBURU.<br />
3. De la dialéctica de la exclusión a la autonomía del enfermo mental<br />
La locura como dialéctica de la exclusión. Así se expresa Zarifian, refiriéndose a que la<br />
sociedad entera, a fuerza de miedo, oscurantismo, egoísmo, intolerancia, ha ido obturando<br />
poco a poco toda apertura del enfermo mental hacia el exterior, toda posibilidad de<br />
reversibilidad condenando a la locura a repetirse, indefinidamente, víctima de su etiqueta. El<br />
enfermo mental ofrece a su entorno un nuevo código de comunicación en el que el sistema de<br />
referencia es diferente de lo que a cada uno nos permite permanecer en comunicación con los<br />
demás. En el juego de la locura como dialéctica de la exclusión, el enfermo siempre sale<br />
perdiendo. Lo que se le ofrece con el nombre de cuidados, es un retorno al sistema de<br />
comunicación anterior, el compartido por la gran mayoría. Tal vez sea en sí, un sistema<br />
laudable, pero los medios aplicados para alcanzarlo resultan a veces discutibles. El derecho a<br />
la diferencia y a la originalidad goza de escasa consideración en nuestra sociedad, tan<br />
normativa. Por ello es por lo que hay que excluir la locura. Cuidar la locura respetando al<br />
individuo, sí es posible, pero dista mucho de ser la regla general.<br />
Como hemos visto en el capitulo 1, en la actualidad nos encontramos con una creciente<br />
preocupación por la reflexión ética y por la aplicación concreta de sus principios en el<br />
ejercicio cotidiano de la medicina. Entre otras razones para el auge de la bioética, cabe<br />
señalar:<br />
1) una mejor adecuación del campo filosófico para comprender los límites de las<br />
ciencias.<br />
2) el avance en el ámbito médico-biológico, que plantea los límites de lo humano para<br />
la salvaguarda de la propia persona humana.<br />
3) la insuficiencia de la normativa jurídica para dar respuestas a los nuevos retos en el<br />
campo médico-biológico.<br />
4) la organización actual de la actividad médica, controlada de manera creciente por el<br />
poder político.<br />
Como ya vimos en el cápitulo 1, pero viene al caso en esta reflexión, según Barcia y col.<br />
, motivos para el auge de la ética aplicada a la psiquiatría son:<br />
1) críticas que se han producido desde dentro de la Psiquiatría, sobre todo los ideólogos<br />
de la “antipsiquiatría”.<br />
2) la incursión de otros profesionales en el campo propio de la psiquiatría.<br />
3) la imagen de manipulación ofrecida tradicionalmente por los enfermos mentales,<br />
víctimas de la sociedad que los rechaza, con la colaboración, en muchos aspectos, de los<br />
propios psiquiatras.<br />
4) los usos y abusos del diagnóstico psiquiátrico, con fines ajenos a la relación<br />
terapéutica.<br />
Pero no es suficiente con la formulación teórica de principios éticos. La sociedad, -los<br />
enfermos mentales en particular-, demanda la concreción de los mismos en normas jurídicas<br />
con capacidad de obligar. Es preciso evitar que “la ética pueda quedarse en bellas reflexiones<br />
y estériles indicaciones”. La ética y la norma legislativa se condicionan entre sí. En tiempos<br />
de democracia, la mayoría de las leyes de un país cumple los mínimos éticos que les confieren<br />
legitimidad. Según Zarraluqui “un sistema legal que no se asiente sobre la ética y la moral<br />
carece de la legitimidad indispensable”.<br />
Ya hemos comentado previamente, que los derechos humanos tienen su vigor en la<br />
dignidad intrínseca de la persona del ser humano, a quien son inherentes, y, por tanto,<br />
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