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Polanyi,_Karl_-_La_gran_transformacion

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Tensiones de ruptura 337<br />

minado momento, a comienzos de los años 1880, las pasiones<br />

imperialistas habían comenzado a agitar los países occidentales<br />

y destruido el fecundo trabajo de los pensadores económicos,<br />

por su apego sentimental a los prejuicios tribales. Estas<br />

políticas sentimentales adquirieron progresivamente fuerza,<br />

conduciendo por último a la Primera Guerra mundial. <strong>La</strong>s fuerzas<br />

de la Ilustración tuvieron la posibilidad, después de la<br />

Gran Guerra, de restaurar el reino de la razón, pero una inesperada<br />

explosión de imperialismo, concretamente en los nuevos<br />

pequeños países, y más tarde también en los países «desfavorecidos»,<br />

tales como Alemania, Italia y Japón, invirtió la<br />

marcha del progreso. El hombre político, el «animal astuto»<br />

había conquistado los centros cerebrales de la raza humana, Ginebra,<br />

Wall Street y la City de Londres.<br />

El imperialismo, en este ámbito de la teología política popular,<br />

ocupa el puesto del viejo Adam. Los Estados y los Imperios<br />

eran considerados congénitamente imperialistas; devorarían a<br />

sus vecinos sin el menor remordimiento. <strong>La</strong> segunda parte de<br />

esta afirmación es cierta, pero no sucede lo mismo con la primera,<br />

ya que si bien el imperialismo, sean cuales sean los lugares<br />

y momentos de su aparición, no busca ninguna justificación<br />

de carácter racional o moral para establecerse, es, no obstante,<br />

contrario a que los Estados y los Imperios sean siempre<br />

expansionistas. <strong>La</strong>s asociaciones territoriales, las ciudades, los<br />

Estados y los Imperios no presentan necesariamente una avidez<br />

por extender sus límites. Pretender lo contrario es confundir<br />

casos particulares con una ley general. De hecho, el capitalismo<br />

moderno, al contrario generalmente de las ideas admitidas,<br />

comenzó con un largo período de «contraccionismo», y sólo<br />

más tarde, a lo largo de su desarrollo, tendió hacia el imperialismo.<br />

El anti-imperialismo ha sido promovido por Adam Smith,<br />

que se adelantaba así no sólo a la Revolución americana sino<br />

también al movimiento Little England del siglo siguiente. <strong>La</strong>s<br />

razones de la ruptura eran económicas: la rápida expansión de<br />

los mercados, inicida con la guerra de los Siete Años, convirtió a<br />

los Imperios en algo trasnocha-<br />

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