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LA HERMANDAD DE LA BUENA SUERTE - Wikiblues.net

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con puñetazos sobrehumanos, empujé con la ciega determinación de un bulldozer al<br />

que no hay cerradura que pueda detener.<br />

Y se abrió, vaya que si se abrió. Cayó hacia fuera con ruido de hojalata y me<br />

arrastré hasta el exterior, en la fresca y acogedora penumbra de la noche. Lejos, tras<br />

de mí, quedaron los aullidos que parecían gemidos otra vez, con un tono casi<br />

suplicante. Otra vez se había quedado solo y por lo que a mí tocaba así pensaba<br />

dejarle. Corrí a trompicones hacia donde estaba aparcado el coche, farfullando tacos,<br />

maldiciones y pueriles expresiones de triunfo. Junto al auto estaba tan tranquilo el<br />

Comandante, con los brazos cruzados y mirando al infinito. Masticaba plácidamente<br />

un mondadientes con su formidable dentadura y daba la impresión de no haberse<br />

movido de allí. Me miró con cierta sorpresa, que en seguida se transformó en brusca<br />

cordialidad.<br />

-¡Hombre, ya estás aquí! ¡Coño, vaya pinta que traes! ¡Cómo te has puesto!<br />

¿Ha pasado algo? Yo no he encontrado nada...<br />

-Vámonos.<br />

-Como quieras. Pero, oye, cuéntame...<br />

Trepé a mi asiento, nunca me había parecido tan acogedor. Hasta prefería que<br />

fuese lo más alto posible, por si acaso. Me sentí cubierto de polvo de carbón y todo lo<br />

que tocaba quedaba tiznado. Mi cara debía de ser una máscara ahumada, por fin<br />

semejante a la de un comando que opera en misión nocturna. Inspiré profundamente<br />

con los ojos cerrados, una y otra vez, mientras el cuatro por cuatro adquiría<br />

velocidad. El Comandante guardaba silencio, una vez no hace costumbre, pero me<br />

miraba de reojo con curiosidad. Yo no intentaba de ninguna manera recordar lo que<br />

había visto (no soñado, esta vez seguro de que no), sino olvidarlo cuanto antes. Era<br />

difícil, me asediaba, tuviese los ojos cerrados o abiertos. ¿Un leproso? ¿Un<br />

experimento fallido? Luego, con una voz rara, ronca, quebrada, que no era la mía,<br />

dije en un tono que no esperaba ni admitía comentarios:<br />

-Estaba allí. No es Pat Kinane.<br />

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