01.03.2015 Views

LA HERMANDAD DE LA BUENA SUERTE - Wikiblues.net

LA HERMANDAD DE LA BUENA SUERTE - Wikiblues.net

LA HERMANDAD DE LA BUENA SUERTE - Wikiblues.net

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

oí maldecir un par de veces con voz pastosa. Resultaba evidente que estaba bastante<br />

borracho. Una circunstancia imprevista pero afortunada, porque esa turbia<br />

condición podría facilitar mis planes. Mi experiencia me ha enseñado que todos los<br />

que sienten primero la irresistible necesidad de beber no tardarán mucho en<br />

experimentar la no menos irresistible necesidad de hablar. De modo que me dispuse<br />

a salir de las sombras y acercarme a él, quizá para ofrecerle un último trago mientras<br />

fingía estar yo también un poco demasiado alegre.<br />

Pero algo me detuvo. La puerta del garito había vuelto a abrirse y una<br />

segunda figura, para mí desconocida, marchaba ahora en pos de Narciso Bello.<br />

Podía tratarse de una simple coincidencia, claro está. Quizá el otro parroquiano se<br />

retiraba también hacia su casa y no tenía más remedio que recorrer ese mismo<br />

trayecto, al menos hasta salir del oscuro callejón. Y sin embargo algo en su actitud,<br />

su forma de vigilarla silueta tambaleante que le precedía (y que de vez en cuando<br />

apoyaba la mano en la pared, para recobrar el equilibrio) me convencieron de<br />

manera intuitiva, maldita intuición, de que iba siguiéndole. Era sin duda una<br />

presunción inquietante: Narciso Bello debía de llevar encima una cantidad nada<br />

desdeñable en efectivo, por mucho que se hubiera gastado en copas. Además tenía<br />

una bien ganada reputación de que nunca salía del salón de juego con los bolsillos<br />

vacíos. Cualquiera de los que asistieron a su velada triunfal y le vieron luego beber<br />

en exceso podía haber concebido la esperanza delictiva de que no iba a ser muy<br />

difícil dejarle sin blanca. Un crimen menor, después de todo, porque ya volvería a<br />

ganar otra vez la próxima semana... ¡con la buena suerte que tenía!<br />

De acuerdo, Lucía, admito que a veces me gusta especular y en seguida<br />

monto una teoría a partir de unos cuantos datos. Pero no vas a negarme que mi<br />

historieta conjetural sonaba perfectamente verosímil, incluso muy probable. Casi<br />

inevitable, en este mundo poco fiable y nada honrado en que vivimos. De modo que,<br />

con el mayor sigilo y procurando no desmarcarme nunca de la penumbra, me lancé<br />

en pos de las dos figuras que desfilaban delante. Te confieso que no tenía la menor<br />

idea de lo que iba a hacer a continuación. Por supuesto, no era cosa de intervenir<br />

antes de tiempo a partir de meras sospechas y arriesgándome a quedar en ridículo.<br />

Pero si en el momento oportuno podía echarle una mano salvadora al elegido de la<br />

fortuna, quizá el agradecimiento que sin duda debería ganarme así facilitaría la<br />

charla con él y propiciaría sus confidencias.<br />

Nuestra procesión callada y furtiva prosiguió a todo lo largo del callejón y<br />

luego por la avenida principal. Primero el tambaleante Narciso Bello, ahora más bien<br />

Narciso Rico... aunque en vías de dejar de serlo, si yo no intervenía a tiempo.<br />

Después su codicioso perseguidor, de cuyas protervas intenciones -tan explicables,<br />

por otra parte- cada vez estaba yo más convencido. Y luego tu devoto adorador,<br />

ignorado por los otros dos y por tanto convencido de que dominaba la situación.<br />

¡Qué fácil es hacerse engañosas ilusiones sobre uno mismo y sobre casi todo lo<br />

demás! Aunque el bulevar estaba a esa hora muy poco frecuentado, aún pasaban de<br />

vez en cuando parejas tardías y algunos coches, por lo que no resultaba probable que<br />

71

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!