7 <strong>LA</strong> <strong>HERMANDAD</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>BUENA</strong> <strong>SUERTE</strong> El azar no designa en cierto sentido más que la imposibilidad de pensar. C. ROSSET, Lógica de lo peor 52
Para llegar hasta Al Trote Largo había que dejar la avenida principal y tomar la segunda calle a la derecha, recorriendo luego un breve pasadizo oscuro (¿recuerdan ustedes la tópica tonalidad dominante en la boca de los lobos?) que llevaba a una especie de patio interior, alto, estrecho y con ropa colgada a varios niveles a modo de domésticas gualdrapas. En el ángulo izquierdo, al fondo, había una puerta con argollas y remaches que recordaba la tapa de un ataúd puesta vertical. Y en ella el rótulo gótico con el nombre del local buscado, que habría sido fácil leer puesto que era de buen tamaño si no hubiera faltado totalmente la luz a aquella hora y en aquel rincón. Es lo malo que tienen la noche y los reservados secretos: que no se ve ni gota. Llegaron los cuatro hasta la puerta funeraria, es decir, el comando completo: el Príncipe, el Profesor, el Doctor y el Comandante. Marchaban oscuros en la noche solitaria, con una luz incierta, bajo la luna maligna, como Eneas y sus compañeros por las moradas vacías y los reinos desiertos de Plutón, silenciosos también salvo por un leve y pegadizo zumbido proferido entre dientes por el Comandante, que pretendía ser una versión libre del tema de la serie policíaca «Enigma entre sombras». El Príncipe tomó sobre sí la responsabilidad de apretar dos veces el timbre de la puerta. Les abrió un jockey enorme, con sus botas de montar, su gorra bicolor y su fusta bajo el brazo izquierdo. Debía de medir cerca de uno ochenta y pesar en torno a los cien kilos, o sea que era sin duda el segundo jockey más voluminoso del mundo después de Victor McLaglen en El hombre tranquilo. Eso sí, amable como el que más. «Bien venidos, pasen ustedes. Ésta es su casa. No recuerdo ahora mismo sus caras. ¿Quizá es la primera vez que nos honran con su visita?» «En efecto», confirmó el Príncipe, mientras el Comandante sintonizaba vocalmente Surprise Party, considerándola más apropiada para la ocasión. «Esta tarjeta suya nos la dio un habitual de por aquí, Pat Kinane.» El megajockey sonrió amable y distraídamente, sin molestarse en coger la tarjeta que le ofrecían y a la que sólo dedicó una mirada por encima. «Claro, desde luego, lo dicho: bien venidos, pasen, pasen...» El local estaba decorado con artesonados barrocos y excesivos, ajados terciopelos escarlata oscuro, lámparas con flecos de lágrimas de cristal multicolor, o sea como una discoteca provinciana de hace cincuenta años o como un lupanar clásico de hace cien. Muy acogedor, desde luego, según entendería ese concepto un espíritu libre aunque más bien tradicionalista de mediana edad: en el breve pasillo que daba acceso al salón principal, un cartel advertía: «Espacio para fumadores. Los no fumadores también son bien venidos.» Y la cantidad de humo que flotaba triunfal por metro cúbico demostraba que estos últimos estaban por fin en franca y merecida minoría. Resumiendo, Al Trote Largo era sencilla y llanamente un lugar de juego, mejor dicho, de juegos variados y reunidos, aunque todo él puesto bajo la advocación tutelar del turf. Los grabados de las paredes y las abundantes fotografías enmarcadas representaban siempre a grandes caballos, ji<strong>net</strong>es célebres y carreras memorables. También había retablos que recogían chaquetillas de cuadras famosas, completadas con fustas, botas y gorras que habían conocido momentos gloriosos y 53
- Page 1 and 2: Fernando Savater LA HERMANDAD DE LA
- Page 3 and 4: © Fernando Savater, 2008 © Editor
- Page 5 and 6: Prólogo. En la isla 1. El Príncip
- Page 7 and 8: PRÓLOGO EN LA ISLA Desde la terraz
- Page 9 and 10: 1 EL PRÍNCIPE NO CONTESTA (contado
- Page 11 and 12: canto, tremenda, como era de prever
- Page 13 and 14: hablábamos de Espíritu Gentil, no
- Page 15 and 16: O puede ser el abismo... pero sígu
- Page 17 and 18: Al salir de la última curva, Nosoy
- Page 19 and 20: -Será porque es usted más joven y
- Page 21 and 22: -¡Asquerosa! Ese puñetero yanki e
- Page 23 and 24: 3 SEREMOS CUATRO (contado por el Do
- Page 25 and 26: dificultad de la empresa sino de ac
- Page 27 and 28: siendo un entretenimiento feudal, c
- Page 29 and 30: y no se resigne al acatamiento fina
- Page 31 and 32: *** PARVI, Samuel. Apodado «el Pr
- Page 33 and 34: de todo tipo de delitos o se le atr
- Page 35 and 36: -Por favor, el seis ganador, cinco
- Page 37 and 38: profesional a la retaguardia del Pr
- Page 39 and 40: podían articular la palabra humana
- Page 41 and 42: loqueó la entrada como un guardame
- Page 43 and 44: Se iban, qué remedio. El tripartit
- Page 45 and 46: 6 LÁGRIMAS FURTIVAS (contado por e
- Page 47 and 48: través de su máscara de tela una
- Page 49 and 50: derecho? El mundo no tiene un libro
- Page 51: que no soy una cebra, se va a asust
- Page 55 and 56: igualado pocos prestidigitadores y
- Page 57 and 58: -Vaya, Lucky, tú en cambio nunca s
- Page 59 and 60: -Pero entonces ustedes... Es decir,
- Page 61 and 62: disimuladamente a un hombre alto y
- Page 63 and 64: -Su primer y más famoso golpe de b
- Page 65 and 66: tenía su personalidad, con habilid
- Page 67 and 68: Que no, Lucía, que no tienes derec
- Page 69 and 70: el quicio de un portal situado enfr
- Page 71 and 72: oí maldecir un par de veces con vo
- Page 73 and 74: aparcamiento y probablemente menest
- Page 75 and 76: A veces es uno solo, otras un par d
- Page 77 and 78: De madrugada, el entrenador Wallace
- Page 79 and 80: arrinconarlos en la cuadra, se nega
- Page 81 and 82: por que el Dueño poseía -¡natura
- Page 83 and 84: «¡Ah, de modo que es por eso por
- Page 85 and 86: Vio acercarse vertiginosamente a No
- Page 87 and 88: 10 LA COSA EN LA CARBONERA (contado
- Page 89 and 90: Ahora paso de largo frente a la pue
- Page 91 and 92: podía comparar con un ejército en
- Page 93 and 94: -Bueno, pues me parece una teoría
- Page 95 and 96: -¿Vamos a cruzar Ciénaga Negra a
- Page 97 and 98: podido ni ver. Son histéricos como
- Page 99 and 100: y el miedo-pánico. El primero se n
- Page 101 and 102: Resbalé por una superficie inclina
- Page 103 and 104:
con puñetazos sobrehumanos, empuj
- Page 105 and 106:
-Por favor, déjame hablar a mí. Y
- Page 107 and 108:
Abdulá gruñó aquiescencia y grat
- Page 109 and 110:
valora usted la intensidad, Susana?
- Page 111 and 112:
meta. El Sultán recurrió a sus pr
- Page 113 and 114:
-¡Ah, musulmán! -En la voz del Su
- Page 115 and 116:
del cóctel Molotov. A todas horas
- Page 117 and 118:
casi con devoción, como si recitar
- Page 119 and 120:
-¡Lo ha conseguido! ¡Ese flacucho
- Page 121 and 122:
12 LEVÁNTATE Y CANTA (contado por
- Page 123 and 124:
Le rogué que, para el improbable c
- Page 125 and 126:
-¿Qué busca usted exactamente, am
- Page 127 and 128:
otra de La Bohéme con Mirella Fren
- Page 129 and 130:
-Bueno, creo que me dejarán charla
- Page 131 and 132:
descubrí. Ya les digo que cada uno
- Page 133 and 134:
13 HIC SUNT LEONES Ni derrotas ni d
- Page 135 and 136:
-Para ser sincero, el plan es... qu
- Page 137 and 138:
Con pericia, el Príncipe condujo l
- Page 139 and 140:
enormes colmillos- parecía apuntar
- Page 141 and 142:
-Bueno, tú no hace falta. -De modo
- Page 143 and 144:
profundo. Y ya ve qué cosas, le gu
- Page 145 and 146:
-Mira, Comandante, es mejor que lo
- Page 147 and 148:
-Ya, comprendo. He quedado mal con.
- Page 149 and 150:
14 LA GRAN COPA Es un hecho notable
- Page 151 and 152:
presenciar esta fabulosa jornada h
- Page 153 and 154:
Con un resoplido de cólera y alivi
- Page 155 and 156:
Como recuerdan todos los aficionado
- Page 157:
Madrid, 3 de mayo de 2008. Henrythe