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LA HERMANDAD DE LA BUENA SUERTE - Wikiblues.net

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día para iluminar a los santos y a los canallas, a los tristes y a los felices. Pues bien, la<br />

buena suerte es como el sol para nosotros. Algo radiante e implacable. Y de vez en<br />

cuando se diría que siente predilección por alguien y le distingue con sus visitas más<br />

frecuentes. Es sólo una forma de hablar, naturalmente, algo que intenta expresar<br />

nuestra limitada perspectiva antropomórfica...<br />

Siguió explayándose sobre el asunto, de manera incontenible. Era evidente<br />

que había repetido el sermón mil veces y siempre con el mismo íntimo regusto. La<br />

Hermandad carecía de rituales, salvo una cena semanal en la que cada uno de los<br />

miembros relataba los casos más deslumbrantes de buena suerte que habían llegado<br />

a su conocimiento. Por eso, para buscar material, solían frecuentar lugares en que la<br />

suerte se manifiesta de manera más obvia: casinos, paritorios, la Bolsa de valores,<br />

competiciones deportivas, cualquier tipo de sorteo...<br />

-Aunque, claro, la buena suerte puede darse en todas las circunstancias de la<br />

vida humana. Por ejemplo, hemos estudiado durante meses las incidencias que<br />

rodearon los atentados terroristas en Nueva York, Madrid y Londres.<br />

¡Deslumbrante! La gente que el once de septiembre no fue a trabajar a las Torres<br />

Gemelas o perdió en el último momento el avión asesino donde ya tenían plaza<br />

reservada. Los que el día de autos no pudieron tomar el tren de Atocha como hacían<br />

cada mañana porque estaban con gripe o llegaron a la estación de Russell Square en<br />

el metro anterior al que fue dinamitado... ¡los elegidos de la buena suerte!<br />

El Doctor, que llevaba un rato removiéndose inquieto en su asiento, creyó<br />

llegado el momento de formular su objeción:<br />

-Pero todo eso son meras casualidades, ni más ni menos. No indican nada ni<br />

creo que haya en ellas nada que celebrar. En todos esos casos, la buena suerte de<br />

unos fue malísima para los demás, por decirlo con su propio lenguaje...<br />

El Hermano Mayor le miró casi con conmiseración, sin irritarse siquiera.<br />

-Usted lo llama casualidad y sin duda lo es, pero se trata de una casualidad<br />

buena, favorable, salvadora. Ya sabemos que la mayoría de los azares, empezando<br />

por nuestra propia venida al mundo, son aciagos y letales. Pero de vez en cuando<br />

brilla con luz propia uno redentor y glorioso, como un diamante medio enterrado en<br />

un montón de estiércol. A nosotros sólo nos interesa ése y nos regocija saber que está<br />

ahí, a pesar de todos los pesares, y que volverá a manifestarse cuando menos lo<br />

esperemos, una y otra vez...<br />

-En cualquier caso no me parece posible hablar de «elegidos» de la buena<br />

suerte, porque el salvado hoy puede ser destruido mañana por otra casualidad.<br />

-Desde luego, somos conscientes de ello. Empecé por decirles que hablar de<br />

«elegidos» era una forma antropológica de expresión, en el fondo inadecuada. Pero<br />

aun así puede constatarse que hay personas en las que la buena suerte parece<br />

complacerse especialmente, mucho más de lo que les corresponde por simple<br />

estadística... -Alzó otra vez la manita, reclamando especial atención, y luego señaló<br />

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