01.03.2015 Views

LA HERMANDAD DE LA BUENA SUERTE - Wikiblues.net

LA HERMANDAD DE LA BUENA SUERTE - Wikiblues.net

LA HERMANDAD DE LA BUENA SUERTE - Wikiblues.net

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

La travesía duró escasamente tres horas y transcurrió en la bella serenidad<br />

luminosa propia de un mar hasta cuyo simple nombre resulta entrañable y<br />

humanista. Cuando llegaron a Leonera apenas comenzaba la tarde. Atracaron frente<br />

a un rosario de villas y bloques de apartamentos con envidiables terrazas, entre<br />

embarcaciones cuyo diseño iba desde el ancestral y elegantísimo minimalismo de los<br />

llaüts característicos de esas islas hasta semitrasatlánticos privados de imponente<br />

eslora, que pertenecerían sin duda a mafiosos del Este o del Oeste, pero siempre<br />

mafiosos. El Príncipe transmitió sus instrucciones al tripulante, repitiéndolas un par<br />

de veces y haciéndoselas repetir a él para asegurarse de que las había comprendido<br />

correctamente: si en cinco horas no había recibido noticias suyas por el móvil, debía<br />

telefonear a cierto número que le pasó anotado en un papelito. Después, en todo<br />

caso, tendría que esperar allí hasta las diez horas del día siguiente. Luego podría<br />

volver a Palma y olvidarse de todo el asunto. Aunque lo más probable es que se<br />

reunieran de nuevo sin novedad dentro de un rato... Y le obsequió con una de sus<br />

gratas y cálidas sonrisas de compañerismo.<br />

Abordaron la zodiac con desigual soltura: el Doctor y el Príncipe sin<br />

problemas, el Comandante como si la tomase al abordaje (estuvieron a punto de<br />

zozobrar bajo su vehemente acometida) y el Profesor con tan indecisa cautela que -<br />

tras tratar de agarrarse al brazo solícito del Doctor- no acabó yéndose al agua de<br />

puro milagro. El Príncipe se sentó a popa y empuñó la barra del timón, tras encender<br />

el motor fueraborda casi al primer intento: evidentemente no era la primera vez que<br />

navegaba en semejante tipo de lancha. Petardeando y saltando de plano sobre la<br />

superficie, comenzaron a recorrer la línea costera. El Comandante, muy erguido en<br />

la proa, asestaba sus prismáticos hacia tierra con cierta grandilocuencia de almirante<br />

frustrado. De pronto señaló un punto y gritó: «¡Allí está!», como quien da la voz<br />

canónica de «¡Por allí resopla... !». La orilla se replegaba en ese punto formando una<br />

cala pedregosa, cuyas aguas sumamente trasparentes estaban tachonadas de<br />

innumerables medusas. El Doctor se las señaló al Profesor, mientras la zodiac<br />

pe<strong>net</strong>raba al ralentí buscando el mejor lugar de desembarco:<br />

-¿Ves? Están acabando con todos los atunes del Mediterráneo...<br />

-¿Qué? ¿Las medusas se comen a los atunes?<br />

-No, hombre, qué cosas tienes. Es la pesca incontrolada la que extermina a los<br />

atunes. Y como son los atunes quienes devoran a las crías de las medusas, pues ya<br />

ves, cada vez hay más. Se rompe el equilibrio ecológico, ¿comprendes? Dentro de<br />

poco no habrá quien se bañe en estas playas...<br />

-Bueno, de todas formas a mí no me gusta bañarme aquí. El agua está<br />

demasiado caliente...<br />

-Vaya, pues entonces no he dicho nada -gruñó indignado el Doctor, mientras<br />

se ajustaba por enésima vez las gafas en la nariz-. Si al señor no le gusta bañarse,<br />

¡vivan las medusas!<br />

136

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!