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tratado_fibro_quistica

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368 TRATAMIENTO DIETÉTICO<br />

Vitamina A. ß-carotenos<br />

La vitamina A está involucrada en la función celular, la visión, la epitelización, la función pulmonar así como en<br />

la salud ósea. Ciertos estudios de pacientes con FQ muestran que hasta el 40% tienen déficit de vitamina A (3).<br />

Sin embargo, en publicaciones más recientes se ha descrito que existe riesgo de ingesta excesiva y, por tanto, de<br />

toxicidad con la suplementación crónica de provitamina A en forma de retinol (19,20). Ello nos obliga a realizar una<br />

monitorización estrecha de los niveles plasmáticos (mediante el retinol y su proteína transportadora) para conseguir<br />

una administración adecuada.<br />

Los beta-carotenos son una forma de provitamina A y tienen una función antioxidante importante (1,3). Se ha visto<br />

además que la suplementación con beta-carotenos podría disminuir el riesgo de hipervitaminosis A en la suplementación<br />

crónica de esta vitamina (19). Por estos motivos, aunque no están definidas las dosis recomendadas de<br />

suplementación con beta-carotenos, se recomienda incluir en la dieta alimentos ricos en los mismos (por ejemplo,<br />

zanahorias y vegetales de hoja verde).<br />

Vitamina D<br />

Clásicamente, se hablaba de que la principal función de la vitamina D estaba en relación con el metabolismo del<br />

calcio y de la mineralización ósea. Actualmente, se piensa que también puede tener un papel importante a nivel<br />

de la función muscular, pulmonar y cardiovascular, la inmunidad, el desarrollo de diabetes o incluso el cáncer<br />

(14,19,21,22).<br />

En los pacientes con FQ existen numerosos estudios que describen un nivel deficitario de esta vitamina (determinado<br />

por niveles de 25-OH-vitamina D menor a 30 ng/mL) a pesar de la suplementación oral a las dosis recomendadas<br />

(19,21). Parece que estos niveles mejoran cuando, además de la suplementación oral, existe exposición<br />

solar adecuada y cuando la suplementación se realiza con vitamina D3 en lugar de vitamina D2. Sin embargo, en<br />

algunas ocasiones, como propone una revisión reciente del tema, se precisan dosis de hasta 12.000 UI en menores<br />

de 5 años y de 50.000 UI en mayores de 5 años, inicialmente una vez a la semana y, si no es efectivo, dos veces a<br />

la semana, para lograr unos niveles plasmáticos normales (21).<br />

Vitamina E<br />

Es frecuente encontrar en los pacientes con FQ déficit de esta vitamina, aunque los síntomas clínicos son raros<br />

(déficits cognitivos, degeneración neuromuscular o anemia hemolítica) (3).<br />

Esta vitamina está considerada como un potente antioxidante, siendo protectora de los efectos de peroxidación<br />

lipídica. También se ha relacionado de forma inversamente proporcional con el número de exacerbaciones respiratorias<br />

en pacientes con FQ (1). Se recomienda, por tanto, mantener unos niveles óptimos, teniendo en cuenta que<br />

la suplementación excesiva también puede causar efectos indeseables (19).<br />

Vitamina K<br />

Niveles deficitarios de esta vitamina se relacionan con alteraciones en la coagulación, así como con la disminución<br />

de la densidad mineral ósea. En estos pacientes, el uso frecuente de antibióticos y el estado frecuente de desnutrición<br />

podrían reducir significativamente la síntesis de vitamina K por la flora intestinal, disminuyendo consecuentemente<br />

los niveles plasmáticos de la misma (19).<br />

Aunque no está claro qué pacientes deben ser suplementados con vitamina K (23), parece que es obligado hacerlo<br />

en aquellos con insuficiencia pancreática mal controlada, hemoptisis, antibioterapia prolongada, hepatopatía grave<br />

o resecciones colónicas amplias (3,12). Las dosis tampoco están totalmente definidas, y, aunque existen unas<br />

recomendaciones, se debe realizar en función del tiempo de protrombina y factores como el uso concomitante de<br />

antibióticos, sabiendo que dosis elevadas (1 mg/día-10 mg/semana) no causan toxicidad.

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