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Tratado de Fibrosis Quística<br />

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por excesivo arropamiento (49). Suele afectar a lactantes menores de un año, habitualmente alimentados al pecho<br />

o con fórmulas con bajo contenido en Na (48). Ello sugiere que la lactancia materna aporta una cantidad insuficiente<br />

de sodio para compensar las pérdidas de electrolitos que se producen con altas temperaturas ambientales<br />

y una sudoración profusa (46).<br />

En niños pequeños sanos el aporte de cloro es menor que en la edad escolar, y una parte importante del cloro de la<br />

dieta se pierde por las heces y la sudoración. Los enfermos con FQ mayores compensan el aumento de pérdidas por<br />

el sudor aumentando la secreción de aldosterona y el aporte de sal. Por esta razón, el síndrome de pseudo Bartter<br />

es más frecuente en el lactante y niño pequeño, aunque puede aparecer en adolescentes y adultos.<br />

Las manifestaciones clínicas incluyen anorexia, apatía, postración o irritabilidad, malnutrición y, en la mayoría de las<br />

ocasiones, vómitos que agravan el estado de los pacientes así como la alteración hidroelectrolítica y del equilibrio<br />

ácido-base. Se pueden encontrar en la historia clínica antecedentes de episodios similares previos sin síntomas<br />

digestivos o respiratorios relevantes. En ocasiones se asocian o no signos característicos de las manifestaciones<br />

respiratorias o digestivas de la FQ (tos, infecciones respiratorias, bronquitis recidivantes, deposiciones blandas o<br />

fallo de medro). La deshidratación es generalmente leve. Algunas veces, los signos de deshidratación son sutiles<br />

o inexistentes debido a la lenta instauración de la misma con disminución de los niveles de electrolitos y alcalosis<br />

metabólica, y son estos signos los que nos guiarán para llegar al diagnóstico. Algunos casos con formas más crónicas<br />

tienen fallo de medro (46,47).<br />

Si la hiponatremia es significativa, pueden aparecer cefalea, alteraciones del conocimiento, fasciculaciones musculares,<br />

convulsiones y coma. Si la instauración de la hiponatremia es lenta, pueden aparecer debilidad focal, ataxia<br />

y hemiparesias. Al igual que la hiponatremia y la hipocloremia, la hipopotasemia que se presenta en estos casos<br />

en los enfermos con FQ es de capital importancia y reclama una atención especial. Afecta al corazón y al músculo<br />

esquelético; por ello, estos pacientes tienen un mayor riesgo de sufrir arritmias como taquicardia supraventricular<br />

o ventricular con parada cardíaca. También puede ocasionar una parálisis muscular con parálisis de los músculos<br />

respiratorios y necesidad de instaurar ventilación mecánica. Por suerte, la mayoría de las veces el déficit de potasio<br />

es leve, aunque en ocasiones puede poner en peligro la vida de los pacientes (49).<br />

Asimismo, la alcalosis metabólica disminuye la concentración de calcio ionizado, ocasionando laringoespamo, tetania<br />

y convulsiones; también origina hipoventilación por ser la respiración superficial, lo cual predispone a la aparición<br />

de atelectasias que pueden precipitar un fallo respiratorio agudo. En los casos de alcalosis metabólica grave cae el<br />

gasto cardíaco, aumenta la resistencia periférica y pueden aparecer arritmias cardíacas refractarias al tratamiento.<br />

Para prevenir las manifestaciones clínicas graves es importante tener un alto índice de sospecha y un reconocimiento<br />

temprano de los signos clínicos (50).<br />

Para un tratamiento correcto, deben aportarse líquidos y electrolitos (sodio, cloro, potasio), corrigiéndose los gases<br />

sanguíneos y las alteraciones electrolíticas, normalmente en unos 2 a 5 días.<br />

ALTERACIONES DEL CRECIMIENTO Y DESARROLLO<br />

El retraso en el crecimiento y desarrollo ha sido durante muchos años un sello distintivo de los enfermos con FQ.<br />

Con los grandes avances realizados en el diagnóstico, control y tratamiento de la FQ (51) es impensable en el<br />

momento actual observar formas clínicas con gran afectación del estado nutricional. Esta situación se ha potenciado<br />

con la instauración del cribado neonatal. No obstante, siguen existiendo determinantes multifactoriales del<br />

retardo en el crecimiento y desarrollo relacionados sobre todo con la infección pulmonar crónica, la malabsorción<br />

de nutrientes en el tracto gastrointestinal, el aumento de la demanda metabólica asociado a la afección crónica y<br />

la utilización prolongada de ciertos fármacos como los corticoides.

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