hiver - Historical Revisionism by Vrij Historisch Onderzoek

——————————————————————> Conseils de révisions / hiver winter 2007
Bernardo Bejarano G
Para Occidente, negar este hecho es un despropósito. Los incrédulos exigen libertad de
expresión.
La controversial conferencia organizada por el Gobierno iraní para cuestionar el Holocausto,
llevada a cabo esta semana en Teherán, no solo generó un masivo rechazo internacional, sino que
planteó un debate del que muchos prefieren ni hablar: ¿Están en su derecho quienes niegan el
Holocausto judío El 'negacionismo' nació con la posguerra y ha sido acogido por intelectuales de
segunda línea, con excepciones como la del brillante historiador británico David Irving, quien purga
una condena de 3 años en Austria por negar el exterminio nazi. Esto, a pesar de haberse
retractado. Pero nunca un jefe de Estado había abrazado esas ideas tan apasionadamente como el
iraní Mahmud Ahmadinejad, que las ha convertido en plataforma de su beligerante discurso contra
Israel. El lunes, por ejemplo, aprovechó el foro convocado por su administración para volver a
decir que "al igual que la URSS, el régimen sionista va a desaparecer pronto". ¿Pero cómo es
posible negar un hecho tan documentado como el Holocausto
Apelan a libertad de expresión
Pedro Varela, dueño de la Librería Europa, de Barcelona, una de las pocas especializadas
en el tema, sostiene que "negacionista es una palabra inventada para evitar hablar de revisionista"
de la historia. Según él, la mayor parte de sus correligionarios no niega los campos de
concentración ni que hubo víctimas. De lo que dudan, dice, es del Holocausto como el exterminio
de 6 millones de personas. Este historiador, cuya tesis de grado versó sobre la supuesta falsedad
del Diario de Ana Frank, saltó a los titulares de prensa hace una década, cuando la Policía le
secuestró 20.000 libros. En 1999 fue condenado a 5 años de cárcel por apología del genocidio.
La sentencia está suspendida, pues el Tribunal Constitucional no ha decidido si uno de los
artículos del Código Penal que le aplicaron vulnera la libertad de expresión. Es en ese principio
fundamental en el que se enfocan los esfuerzos de los defensores del revisionismo. La cuestión de
fondo es si Occidente puede cerrar filas en torno de este derecho en casos como el de las
caricaturas de Mahoma, pero ignorarlo cuando se trata del Holocausto. Shimon Samuels, director
de Relaciones Internacionales del Centro Simon Wiesenthal (la influyente ONG judía), tiene clara la
respuesta. "Las palabras en sí son neutrales, pero con intención pueden matar -opina desde su
oficina en París-. El 'negacionismo' no es libertad de expresión, sino propaganda de un movimiento
violento que busca derrotar la democracia". En Occidente hay consenso en este punto, y por eso
pocas personas se atreven a cuestionar las duras leyes contra la negación del Holocausto. Una de
ellas es la académica judía Deborah Lipstadt, quien le ganó un juicio a Irving. El autor la demandó
por las alusiones que hace de él en su libro Negando el Holocausto: el creciente ataque a la verdad.
"No se logra nada con meterlo en una celda, excepto convertirlo en noticia -dijo a la BBC-. Negar el
Holocausto no debería ser un crimen, porque así se convierte en algo prohibido y que atrae más".
El Tiempo Diciembre 16 de 2006
http://www.eltiempo.com/internacional/orientemedio/noticias/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3368477.html
UN MENTIROSO
El circo llegó a Teherán
Edgardo Mendoza
El lunes y martes pasados se realizó en Teherán, la capital de Irán, una Conferencia
Internacional con el objetivo de tratar el tema del Holocausto. Con este nombre se conoce el
hecho que implicó el asesinato de 6 millones de judíos durante el desarrollo de la Segunda
Guerra Mundial. Los crímenes fueron realizados por soldados y funcionarios que respondían
directamente a las órdenes de Adolfo Hitler, el dictador que entonces ejercía el poder absoluto
en Alemania y los países ocupados.
El objetivo de la reunión en Irán consistió en negar la existencia del Holocausto, o al
menos de disminuirlo lo más posible. Participaron 67 historiadores e investigadores y otros 200
invitados más, cuyo único objetivo consistió en aplaudir a los expositores. Estuvo presente lo
más granado del sentimiento antisemita a nivel mundial, descollando los representantes
europeos, australianos y de Estados Unidos. Como lo expresó uno de los participantes, sus
trabajos representan un "desafío a la historia oficial del Holocausto".
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