hiver - Historical Revisionism by Vrij Historisch Onderzoek

——————————————————————> Conseils de révisions / hiver winter 2007
Terminaron afirmando que los campos de concentración y las cámaras de gas no
existieron, pues son parte de la propaganda de los aliados. Los judíos que murieron fueron
pocos y perecieron en las condiciones de caos y desorden que provocó la guerra. Por supuesto
que sostuvieron que las expresiones de odio racial manifestadas una y mil veces por Hitler y sus
secuaces son solamente discursos que nunca se llevaron a la práctica, porque no existe ni una
sola orden por escrito que mandase la concreción de tal exterminio. Las declaraciones de los
pocos sobrevivientes de los campos de concentración no son válidas porque son hechas por
parte interesada en que se afirme la existencia del Holocausto. En síntesis, podríamos decir que
sostuvieron una especie de "razonamiento" que se prueba por sí mismo.
Sin embargo, cada año se terminan investigaciones cada vez más completas y
documentadas que demuestran la existencia del horror. Muchas de ellas hacen referencia al
tema de los transportes, de los trenes que conducían a las víctimas al lugar de exterminio. Los
nazis no pudieron destruir estas evidencias, ahí están perfectamente archivadas las órdenes que
ponían en movimiento vagones, locomotoras, jefes de estación y demás personal ferroviario.
Uno de los trabajos más conmovedores está referido a Grecia, allí la comunidad judía no
era muy numerosa y hay intercambio de correspondencia entre diferentes autoridades
discutiendo si los judíos debían pagar la tarifa individual, que era más cara, o si se aplicaba la
familiar, para un viaje de ida de Atenas a Auschwitz, que era uno de los grandes centros de
exterminio. Encoge el corazón pensar que debía debatirse también si los biberones y pañales
eran parte del equipaje individual o familiar, si por ello había que pagar más o menos.
Lástima que estas investigaciones no pudieron ser expuestas en Teherán, sólo tuvieron
cabida las negacionistas. Si hasta a Khaled Mahamid, un abogado árabe-israelí de religión
musulmana se le negó la visa a pesar de que es el Director del Primer Museo Árabe sobre el
Genocidio. Una pena porque, al no haber nadie que discrepara, la reunión se transformó en un
diálogo de sordos y de ciegos donde cada uno vio lo que le interesaba.
En realidad esta ocurrencia del negacionismo del Holocausto tiene una historia de más
de 50 años, lo que ha permitido que en Francia la historiadora Valérie Igounet le consagre una
tesis de doctorado. Demuestra cómo algunos han sabido mentir, no por generosidad, sino por
perversidad. En el país galo todo comienza en 1948 con Maurice Bardeche, quien tenía la rara
cualidad de sostener a la vez una cosa y su contraria. Afirma que los campos de concentración
eran una invención de la propaganda aliada, como también que la voluntad hitleriana de
exterminar concernía únicamente a los judíos, por lo que no puede interesar a otros pueblos.
Aunque el premio mayor en esta serie de disparates se lo lleva Robert Faurisson (presente
en la Conferencia iraní) quien ha consagrado al tema una "obra" en cuatro volúmenes y 2000
páginas. Se ganó sin discusión el título de payaso del antisemitismo. Su odio racial es tan
grande que si Galileo Galilei hubiese sido judío, Faurisson no vacilaría en afirmar que la tierra
es cuadrada y que el sol gira en torno a ella.
De eso se trata, las tesis negacionistas son, antes que nada, expresiones antisemitas que
en distintos grados son compartidas por los políticos que están situados en la extrema derecha
del arco ideológico. Jean Marie Le Pen, presidente del Frente Nacional Francés, es uno de
ellos. Llegó a decir públicamente que lo del Holocausto fue "nada más que un detalle". Le
Pen llegó a disputar con muchas posibilidades la última elección presidencial en Francia.
El peligro reside allí, en que la mentira sea compartida por amplios sectores populares, a
veces lamentablemente se dan las cosas para que esto ocurra. Cuando en 1918 terminó la
Primera Guerra Mundial los vencedores impusieron a Alemania un tratado, el de Versalles, que
trajo humillación y pobreza a los alemanes. Tan grande fue la desazón que el emergente fue
Hitler, quien prometió revancha y victoria. Explicó además que la raza aria (la mayoría de los
alemanes) era superior a cualquier otra y que si estaban tan mal era consecuencia de haber
sido traicionados por los judíos. Ideas simplonas que permitieron recorrer el camino que llevó al
Holocausto.
En cambio, en 1945 luego de terminada la Segunda Guerra Mundial se emprendió una
política diferente. Los aliados, en vez de humillar nuevamente a los alemanes, establecieron
planes especiales para ayudar a reconstruir Alemania. El resultado está a la vista, no hubo más
guerras en Europa y los antiguos enemigos suman juntos todos sus esfuerzos para construir la
Unidad Europea.
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