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en clase. Lo decidimos así porque era la mejor
manera de asegurarnos, por una parte, la
lectura de todos los alumnos sin excepción, y,
por otra parte, de fomentar el Plan Llector del
centro en el que cada materia debe emplear, al
menos una hora por trimestre, a trabajar la
lectura en clase. Con la ayuda del Jefe de
Estudios, pudimos organizar en menos tiempo
de lo esperado el horario de lecturas desde las
diferentes áreas sin que ninguna se viese
excesivamente perjudicada en perder muchas
clases propias en pro de la lectura del libro (en
realidad solamente tuvimos que dedicar una
hora en cada curso por materia). Y, ¡Eureka! en
dos semanas habíamos conseguido leer todo el
libro en los dos cursos de 3º de ESO (más o
menos estábamos a mitad de octubre). Cabe
señalar que desde la materia de Lengua,
Roberto Polo preparó un cuestionario para los
alumnos previo a la lectura y después, entre
todos, confeccionamos una ficha para cada
alumno que iba distribuida por capítulos en la
que debían rellenar, entre otros, unos
cuadrantes referentes a los personajes
principales y secundarios, los temas referentes
a la globalización y, al menos, un problema
ético tratado en cada capítulo; todo ello con el
fin de facilitar posteriormente la realización del
debate.
En cuanto a los objetivos, nos fijamos cuatro
que son los siguientes: en primer lugar
fomentar la lectura entre el alumnado, en
segundo lugar mejorar la comprensión lectora,
en tercer lugar mejorar la expresión oral y la
capacidad de argumentación y, en cuarto y
último lugar, fomentar el respeto hacia las
diferentes opiniones.
Por delante nos quedaba el trabajo más duro y
que presentaba una doble direccionalidad, a
saber: por un lado trabajar temas referentes a
la globalización y relacionados con el libro de
lectura desde cada materia y, por otro lado,
establecer roles de cara al debate final
aprovechando los mencionados temas
tratados en cada disciplina. Todo ello a la vez
que entre todo el profesorado participante se
iban desarrollando actividades comunes acerca
de la globalización, que se realizaban en parte
de las horas de tutoría ya que era la única hora
que no pertenecía a ninguna materia en
concreto y en la que estaban todos los
alumnos. Digo en parte de las horas de tutoría
porque se evitaba interferir en las actividades
programadas para dichas horas; solamente
utilizábamos, como máximo, quince minutos
cuando era necesario para explicar la tarea y
coordinarnos con el alumnado. Entre estas
actividades que pretendían mantener vivo el
proyecto estuvo la lectura de varias noticias de
actualidad, la investigación sobre la
procedencia de nuestras prendas de vestir, la
reflexión sobre la publicidad o el diseño de una
campaña de consumo responsable.
Por otro lado, cada profesor eligió un tema
dentro de su materia relacionado con la
globalización para trabajarlo en el aula a través
de diferentes materiales (documentales,
noticias, reportajes, aplicaciones informáticas,
etc.), quedando la distribución del siguiente
modo: Diego Origüén trabajó la huella
ecológica desde Biología; desde Ciencias
Sociales, Isabel Pérez, trató el liberalismo
económico, la obsolescencia programada y la
deslocalización; Ricardo Alonso, en
Matemáticas, trabajó la lectura y presentación
de información estadística; en Educación
Física, Cristina Cuenca, las falsificaciones,
sobre todo en las marcas de ropa; Pilar Latorre,
el consumo de combustibles fósiles y las
energías renovables desde Tecnología; en
Física y Química, Juan Cebrián, los
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