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Tres Bandas 38

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continuamente reorganizándose, tanto a nivel<br />

funcional como estructural. Como<br />

consecuencia de nuestras experiencias<br />

cotidianas podemos fortalecer las conexiones<br />

neuronales que nos permiten aprender y, no<br />

solo eso, sino que se ha comprobado que<br />

somos capaces de generar nuevas neuronas<br />

en determinadas regiones del cerebro como el<br />

hipocampo.<br />

La plasticidad cerebral se ha comprobado en<br />

diversos experimentos. Así, por ejemplo, las<br />

neuroimágenes de los taxistas de Londres con<br />

mayor experiencia revelaron que habían<br />

desarrollado más el hipocampo como<br />

consecuencia de tener que memorizar el<br />

extenso callejero de la ciudad londinense<br />

(Maguire et al., 2000). O los violinistas, como<br />

consecuencia de la práctica continua, son<br />

capaces de desarrollar la región de la corteza<br />

cerebral que controla el movimiento de los<br />

dedos (Elbert et al., 1995). Y no solo eso, sino<br />

que incluso la práctica mental es suficiente<br />

para promover esta plasticidad cerebral, como<br />

se ha demostrado en personas que imaginan<br />

tocar una pieza musical, dado que el proceso<br />

de simulación mental de los movimientos<br />

activa las mismas regiones de la corteza<br />

motora que se requieren para la ejecución de<br />

los movimientos reales (Pascual-Leone et al.,<br />

2005). Esta capacidad maravillosa del cerebro<br />

humano para cambiar y adaptarse al entorno<br />

tiene enormes repercusiones educativas<br />

porque sugiere que podemos y debemos<br />

esperar siempre la mejora de cualquier alumno<br />

y que es posible el aprendizaje durante toda la<br />

vida.<br />

En consonancia con lo comentado<br />

anteriormente, el equipo de investigación<br />

dirigido por Carol Dweck comprobó que los<br />

alumnos que obtenían mejores resultados<br />

académicos se caracterizaban por tener una<br />

mentalidad de crecimiento, es decir, son<br />

alumnos más perseverantes que creen que la<br />

inteligencia es maleable y que, como<br />

consecuencia de ello, si trabajan de forma<br />

adecuada, pueden mejorar sus aptitudes<br />

(Blackwell et al., 2007). Las investigadoras<br />

comprobaron que una forma directa de<br />

generar esta importante mentalidad de<br />

crecimiento en el aula es explicarles a los<br />

alumnos cuestiones relacionadas con el<br />

funcionamiento del cerebro, como la<br />

plasticidad, la neurogénesis, el proceso de<br />

fortalecimiento de las sinapsis al aprender o<br />

que la inteligencia no es fija, porque constituye<br />

un elemento motivacional importante. Y esta<br />

es la razón por la que nos encanta en la<br />

práctica comenzar el curso dedicando los<br />

primeros minutos de las clases iniciales a<br />

enseñarles cómo funciona su cerebro y que<br />

realmente se pueden responsabilizar de su<br />

propio aprendizaje. En nuestro caso particular,<br />

utilizamos neuroimágenes en las que<br />

analizamos con los alumnos, por ejemplo,<br />

cómo regiones del cerebro previamente<br />

disfuncionales pueden mejorar con el<br />

entrenamiento adecuado o cómo se modifican<br />

circuitos neuronales de áreas cerebrales<br />

concretas al leer o calcular.<br />

Junto a esto, en consonancia con lo que han<br />

demostrado otros estudios (Dweck, 2012), hay<br />

otros factores que resultan imprescindibles<br />

para generar esta necesaria mentalidad de<br />

crecimiento en el aula. Por ejemplo:<br />

•Elogiar al alumno por el esfuerzo y no por su<br />

capacidad.<br />

•Asumir con naturalidad el error en el proceso<br />

de aprendizaje.<br />

•Fomentar el aprendizaje activo y cooperativo.<br />

•Tener expectativas positivas sobre la<br />

capacidad de los alumnos.<br />

Cuando el profesor conoce cómo funciona el<br />

cerebro humano difícilmente etiquetará a sus<br />

alumnos porque esperará siempre lo mejor de<br />

ellos. Estos encasillamientos, sobre todo en<br />

relación a la inteligencia, perjudican<br />

gravemente el aprendizaje del alumno porque<br />

dañan un factor determinante para que se dé<br />

el mismo: las creencias sobre su propia<br />

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