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ción entre un detalle concreto y una coyuntura que está, aquí, sugerida,<br />
como rasgo de acontecimiento, y, allá, llevada a cabo, por la producción<br />
de una conveniencia o de una "armonía".<br />
3) Lo más extraño es sin duda la movilidad de esta memoria donde<br />
los detalles jamás son lo que son: ni objetos, pues escapan como tales;<br />
ni fragmentos, pues forman el conjunto que olvidan; ni totalidades, pues<br />
no se bastan a sí mismos; ni estables, pues cada recuerdo los altera. Este<br />
"espacio" de un no lugar movedizo tiene la sutileza de un mundo cibernético.<br />
Constituye probablemente (aunque esta referencia es más indicativa<br />
que ilustrativa, al remitir a lo que no sabemos) el modelo del arte de<br />
hacer, o de esta mitis que, al aprovechar las ocasiones, no deja de restaurar,<br />
en los lugares donde los poderes se distribuyen, la insólita pertinencia<br />
del tiempo.<br />
Historias<br />
Todoparece igual en la estructura donde se introduce el detalle que cambia<br />
sin embargo su funcionamiento y equilibrio. Los análisis científicos<br />
contemporáneos que hacen entrar de nuevo a la memoria en sus "cuadros<br />
sociales" ,10 o las técnicas intelectuales de los clásicos que, en la Edad<br />
Media, tan hábilmente la transformaron en una composición de lugares y<br />
que así prepararon la mutación moderna del tiempo en espacio controlable,ll<br />
olvidan o rechazan sus subterfugios, aun si presentan el interés capital<br />
de explicar mediante qué procedimientos y por qué razones estratégicas<br />
legítimas la ocasión -este instante indiscreto, esta ponzoña- ha<br />
quedado controlado por la especialización del discurso letrado. Incesantemente,<br />
la escritura científica, constitución de un lugar propio, devuelve<br />
el tiempo, ese fugitivo, a la normalidad de un sistema observable y legible.<br />
De este modo, no hay sorpresas. Un mantenimiento de los lugares elimina<br />
estas jugarretas.<br />
Pero regresan, no solamente, subrepticios y silenciosos, en esta<br />
actividad científica mísme.P no sólo en las prácticas periodísticas que,<br />
por no tener más discurso, no tienen menos existencia, pero aun en las<br />
historias, indiscretas, cotidianas y astutas. Basta, para reconocerlas ahí,<br />
no contentarse con (trabajo, no obstante, necesario) examinar sus formas<br />
o estructuras repetitivas. Una habilidad práctica se ejerce aquí, donde se<br />
marcan todas las características del arte de la memoria. Un solo ejemplo.<br />
De una historia bien conocida, susceptible de clasificarse por tanto, un<br />
10 Ver Maurice Halbwacbs. Les Cndres sociaux dela mémoíre, La Haya, Moutcn, 1975.<br />
11Ver Prances A. Yates, L'Artde la mémoire, París, Gallimarci, 1975.<br />
12 Ver más abajo, IVParte: Usos delalengull.<br />
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