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Queda el dominio literario, particularmente rico hoy en día (de<br />

Barthes a Riffaterre o Jauss), privilegiado una vez más por la escritura<br />

pero altamente especializado: los "escritores" desvían la "alegría de leer"<br />

hacia el lado donde ésta se articula con base en un arte de escribir y sobre<br />

un placer de releer. Allí sin embargo, antes o después de Barthes, se cuentan<br />

vagabundeos o ínventívídades que juegan con las expectaciones, los<br />

enredos y las normatividades de "la obra leída"; allí se elaboran ya modelos<br />

teóricos susceptibles de dar cuenta de ella. 15 A pesar de todo, la<br />

historia de los pasos del hombre a través de sus propios textos todavía<br />

permanece desconocida en gran medida.<br />

El sentido "literal", producto de una élite social<br />

De los análisis que siguen a la actividad lectora en sus recovecos, desviaciones<br />

a través de la página, metamorfosis y anamorfosis del texto por<br />

parte del ojo viajero, vuelos imaginarios o meditativos a partir de algunas<br />

palabras, encabalgamientos de espacios sobre las superficies militarmente<br />

ordenadas de lo escrito, danzas efímeras, se destaca al menos, una<br />

primera aproximación, que no sabría mantener la partición que separa la<br />

lectura del texto legible (libro, imagen, etcétera). Si se trata del periódico<br />

o de Proust, el texto sólo tiene significación por sus lectores; cambia con<br />

ellos; se ordena según códigos de percepción que se le escapan. Sólo se<br />

vuelve texto en su relación con la exterioridad del lector, mediante un<br />

juego de implicaciones y de astucias entre dos tipos de "espera" combinados:<br />

el que organiza un espacio legible (una literalidad), y el que organiza<br />

un camino necesario hada la efectuaci6n de la obra (una lectura).16<br />

Hecho extraño, el principio de esta actividad lectora ya había<br />

contado con el planteamiento de Descartes hace más de tres siglos, a propósito<br />

de los trabajos contemporáneos sobre la combinatoria y sobre el<br />

ejemplo de las "cifras" o textos cifrados:<br />

Prmce, Paris, Ed. Ouvríeres, 1968.<br />

15 Roland Barthes obviamente: LePlaisir du teste, París, Seuil, 1973; Y"Sur la ledure", en Le<br />

Franplls aujourd'hui, núm. 32, ene. de 1976, pp. 11-8. Puede agregarse, un poco al azar, Tony<br />

Duvert, "la lecture ínnouvable", en Minuit, núm. 1, nov. de 1972,pp. 2-21¡OctaveMannoni,<br />

Ckfs pour !'imAginaire, París, Seuil, 1969,pp. 202-17sobre"la necesidad de interpretar";Míchel<br />

Mougenot, "Lectureyécríture", en LeFranfJIis aujOllrd'hui, núm. 30, may. de 1975; víctor N.<br />

Smimoff, "L'oeuvre lue", en N01Ivelle Rrouedepsychtmalyse, núm. 1, 1970, pp. 49-57;Tzvetan<br />

Todorov, Poétique de14prose, París, Seuil, 1911,sobre"¿cómo leer?", pp. 241 Yss.; Jean Verrier,<br />

"La Iícelle", en Poétique, núm. 30, abr. de 1977; Littbature, núm. 7 intitulado Le discours de<br />

l'école sur les lenes, oct. de 1972; Esprit, los dos números intitulados Lecture J, die. de 1974, y<br />

Leclure 11, ene. de 1976; etc.<br />

16 Ver por ejemplo las "proposiciones" de M. Charles, op. cit.<br />

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