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"Privación", "rechazo", "Eros", "Ténetos", etcétera: estas herramientas<br />

de trabajo técnico marcan en Elmalestar el recorrido que va de la<br />

Aufldilrungconquistadora a los lugares comunes, pero el análisis freudiano<br />

de la cultura se caracteriza para empezar por la trayectoria de este vuelco.<br />

Una diferencia aparentemente débil y sin embargo fundamental distingue<br />

su resultado de las trivialidades distribuidas por los especialistas<br />

de la cultura: estas trivialidades que ya no señalan el objeto del discurso,<br />

sino su sitio. Lo trivial ya no es el otro (encargado de acreditar la exención<br />

de su realizador); es la experiencia productora del texto. El acceso a la<br />

cultura comienza cuando el hombre ordinario seconvierte en el narrador,<br />

cuando define el lugar (común) del discurso y el espacio (anónimo) de su<br />

desarrollo.<br />

Este sitio ya no se brinda más al locutor del discurso sino a cualquier<br />

otro. Es el punto de arribo de una trayectoria. No se trata de W\<br />

estado, defecto o gracia inicial, sino algo transformado, el efecto de W\proceso<br />

de separación con relación a prácticas reguladas y felsíñcablee, un<br />

desbordamiento de 10 común en una posición determinada. Éste es el<br />

caso de Freud, con el término "trabajos" que acaba (como se acaba con un<br />

condenado) con sus últimos cuentos sobre el hombre ordinario: efectuación<br />

del duelo mediante la ficción literaria del conocimiento.u<br />

Lo importante es el trabajo de desbordamiento que opera la insinuación<br />

de 10ordinario en campos científicos establecidos. Muy lejos de<br />

atribuirse arbitrariamente el privilegio de hablar en nombre de lo ordinario<br />

(es inefable), o de pretender estar en este sitio general (sería una falsa<br />

"mística") o, peor aún, de ofrecer la edificación de una cotidianidad hagiográfica,<br />

se trata de dara su historicidad el movimiento que reconduzca<br />

los procedimientos de análisis hacia sus fronteras, hasta el punto donde<br />

éstas se modifican, incluso se trastornan, por la irónica y demencial<br />

banalidad de la que "Nadie" hablaba en el siglo XVI, y que vuelve con la<br />

culminación del conocimiento de Preud. Quisiera describir la erosión que<br />

señala 10ordinario en W\ conjunto de técnicas de análisis, descubrir las<br />

proposiciones que marcan su huella sobre los bordes donde una ciencia<br />

se moviliza, indicar los desplazamientos que conducen hacia el lugar común<br />

donde "quien sea" se callapor fin, salvo paravolver a decir (pero de<br />

una manera diferente) banalidades. AW\ si es absorbida por el rumor<br />

oceánico de 10ordinario, la labor no consiste en sustituirla con una representación<br />

o en cubrirla con palabras irrisorias, sino en mostrar cómo se<br />

introduce en nuestras técnicas -asícomo el mar regresa a las oquedades<br />

de las playas-ypuede reorganizar el sitio donde el discurso se produce.<br />

u Ver Laescritura delahistoria, cap. IX, "La ficción de la historia. La escritura de Moisé5 y el<br />

monoteísmo", pp. 293-334.<br />

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