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tos de 10que sucede constituyen nuestra ortodoxia. Los debates de cifras<br />
son nuestras guerras teológicas. Los combatientes ya no llevan las armas<br />
de ideasofensivas o defensivas. Avanzan encubiertosconhechos, datos y<br />
acontecimientos. Se presentan como mensajeros de lo "real". Su vestimenta<br />
tiene el color del suelo económico y social. Cuando progresan, el<br />
terreno mismo tiene el aire de avanzar. Pero, en realidad, 10" fabrican, 10<br />
simulan, se enmascaran con él, se 10 acreditan, crean así la escena de su<br />
autoridad.<br />
Malville, Kalkar, Klaus Croissant, el Polísarío, el problema nuclear,<br />
jomeíní, Cárter, etcétera: estos fragmentos de historia se organizan<br />
en artículos de doctrina. "Cállese", dice el vocero o el responsable político:<br />
"Aquí están los hechos. Éstos son los datos, las circunstancias, etcétera.<br />
Usted debe pues..." Lo real narrado dicta interminablemente 10 que<br />
hay que creer y 10 que hay que hacer. Y ¿qué oponer a los hechos? Uno<br />
sólo puede inclinarse, y obedecer lo que "significan", como el oráculo de<br />
Delfos. 2O La fabricación de simulacros proporciona así el medio para pro·<br />
ducir creyentes y por tanto practicantes. Esta institución de lo real es la<br />
forma más visible de nuestra dogmática contemporánea. Es también la<br />
más disputada entre los partidos.<br />
No implica un lugar propio, ni sede o magisterio. Código anónimo,<br />
la información actúa como innervación y satura el cuerpo social. De<br />
la mañana a la noche, sin descanso, los relatos asedian las calles y los<br />
edificios. Articulan nuestras existencias al enseñamos 10 que deben ser.<br />
"Cubren el acontecimiento", es decir que hacen de ellos nuestras leyendas<br />
(legenda, 10que hay que leer y decir). Tomado desde su despertar por<br />
la radio (la voz es la ley), el oyente camina todo el día en el bosque de<br />
narratividades periodísticas, publicitarias, televisadas, que, por la noche,<br />
deslizan todavía los últimos mensajes a las puertas mismas del dormir.<br />
Más que el Dios descrito por los teólogos de antaño, estas historias tienen<br />
una función de providencia y de predestinación: organizanpor adelantado<br />
nuestros trabajos, nuestras fiestas y hasta nuestros sueños. La vida<br />
social multiplica las acciones y los comportamientos impresos por unos<br />
modelos narrativos; reproduce y amontona sin cesar las "copias" de relatos.<br />
Nuestra sociedad se ha convertido en una sociedad recitada, en un<br />
triple sentido: está definida a la vez por relatos (las fábulas de nuestras<br />
publicidades y nuestras informaciones), por sus citas y por su interminable<br />
recitación.<br />
Estos relatos tienen el doble y extraño poder de transformar el<br />
ver en un creer, y de fabricar 10real conlas apariencias. Doble vuelco. Por<br />
un parte, la modernidadnacida de una voluntad observadora que lucha-<br />
:w Significar en el sentido del fragmento de Heráclito: "El oráculo que está en Delfos no<br />
habla. no disimula, significa" [Díela, fragm. 93).<br />
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