12.05.2013 Views

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

todos los obstáculos, se realizó lo que Dios quiso. No permitió a las<br />

criaturas hacer lo que ellas querían, sino lo que quería él...<br />

Des<strong>de</strong> hacía algún tiempo, me había ofrecido al Niño Jesús para ser su<br />

juguetito. Le había dicho que no me tratase como a <strong>un</strong>o <strong>de</strong> esos juguetes<br />

caros que los niños se contentan con mirar sin atreverse a tocarlos, sino<br />

como a <strong>un</strong>a pelotita sin valor que pudiera tirar al suelo, o golpear con el<br />

pie, o agujerear, o <strong>de</strong>jarla en <strong>un</strong> rincón, o bien, si le apetecía, estrecharla<br />

contra su corazón. En <strong>un</strong>a palabra, quería divertir al Niño Jesús, agradarle,<br />

entregarme a sus caprichos infantiles... Y él había escuchado mi oración...<br />

En Roma Jesús agujereó su juguetito. Quería ver lo que había <strong>de</strong>ntro. Y<br />

luego, <strong>un</strong>a vez que lo vio, satisfecho <strong>de</strong> su <strong>de</strong>scubrimiento, <strong>de</strong>jó caer su<br />

[64vº] pelotita y se quedó dormido...<br />

¿Y qué hizo mientras dormía dulcemente, y qué fue <strong>de</strong> la pelotita<br />

abandonada...? Jesús soñó que seguía divirtiéndose con su juguete,<br />

tirándolo y cogiéndolo <strong>un</strong>a y otra vez; y luego, que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberlo<br />

echado a rodar muy lejos, lo estrechaba contra su corazón sin <strong>de</strong>jarlo<br />

alejarse ya n<strong>un</strong>ca más <strong>de</strong> su manita...<br />

Imagínate, Madre querida, lo triste que se sentiría la pelotita al verse tirada<br />

por el suelo... Sin embargo, no <strong>de</strong>jé <strong>de</strong> esperar contra toda esperanza.<br />

Unos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la audiencia con el Santo Padre, papá fue a visitar<br />

al hermano Simeón, y encontró allí al Sr. Révérony, que se mostró muy<br />

amable. Papá le reprochó jovialmente que no me hubiese ayudado en mi<br />

difícil empresa, y luego le contó la <strong>historia</strong> <strong>de</strong> su reina al hermano Simeón.<br />

El venerable anciano escuchó su relato con gran interés, tomó incluso<br />

alg<strong>un</strong>as notas y dijo emocionado: «¡Estas cosas no se ven en Italia!»<br />

Creo que aquella entrevista causó muy buena impresión al Sr. Révérony,<br />

que a partir <strong>de</strong> entonces no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> darme muestras <strong>de</strong> que por fin estaba<br />

convencido <strong>de</strong> mi vocación.<br />

------------------------------------------------------------------------<br />

Nápoles, Asís, regreso a Francia<br />

Al día siguiente <strong>de</strong> la memorable jornada, tuvimos que salir <strong>de</strong> madrugada<br />

para Nápoles y Pompeya. El Vesubio, en nuestro honor, no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> meter<br />

ruido en todo el día, <strong>de</strong>jando escapar entre sus cañonazos <strong>un</strong>a espesa<br />

columna <strong>de</strong> humo. Las huellas que ha <strong>de</strong>jado en las ruinas <strong>de</strong> Pompeya<br />

son horribles y muestran el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios, que «mira a la tierra y la hace<br />

temblar, toca los montes y humean...»

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!