manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Al ver entrar a Su Excelencia, papá se arrodilló a mi lado para recibir su<br />
bendición. Luego Monseñor hizo tomar asiento a papá en <strong>un</strong>o <strong>de</strong> los<br />
sillones, se sentó frente a él, y el Sr. Révérony quiso que yo ocupara el <strong>de</strong>l<br />
medio. Rehusé cortésmente, pero él insistió, diciéndome que tenía que<br />
<strong>de</strong>mostrar si era capaz <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer. Me senté enseguida, sin pensarlo dos<br />
veces, y tuve que pasar por la vergüenza <strong>de</strong> verle a él tomar <strong>un</strong>a silla<br />
mientras yo me veía arrellanada en <strong>un</strong> sillón don<strong>de</strong> habrían cabido<br />
cómodamente cuatro como yo (y más cómodas que yo, ¡pues me hallaba<br />
muy lejos <strong>de</strong> estarlo...!)<br />
Yo esperaba que hablaría papá, pero me dijo que explicara yo misma a<br />
Monseñor el motivo <strong>de</strong> nuestra visita. Lo hice lo más elocuentemente que<br />
pu<strong>de</strong>. Pero Su Excelencia, acostumbrado a la elocuencia, no pareció<br />
conmoverse mayormente por mis razones. Una sola palabra <strong>de</strong>l Superior<br />
me hubiera valido mucho más que todas ellas, pero lamentablemente no la<br />
tenía y su oposición no abogaba precisamente en mi favor...<br />
Monseñor me preg<strong>un</strong>tó si hacía mucho tiempo que <strong>de</strong>seaba entrar en el<br />
Carmelo. -«Sí, Monseñor, muchísimo tiempo...» -«¡Vamos!, replicó riendo<br />
el Sr. Révérony, ¿no dirás que hace quince años que lo estás <strong>de</strong>seando?»<br />
-«Des<strong>de</strong> luego, respondí yo riendo también. Pero no hay que quitar<br />
muchos años, porque <strong>de</strong>seo ser religiosa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que tengo uso <strong>de</strong> razón, y<br />
<strong>de</strong>seé el Carmelo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que lo conocí, porque me parecía que en esta<br />
Or<strong>de</strong>n se verían satisfechas todas las aspiraciones <strong>de</strong> mi <strong>alma</strong>».<br />
[55rº] No sé, Madre querida, si fueron éstas exactamente mis palabras,<br />
creo que lo dije todavía peor; pero, bueno, ese fue el sentido.<br />
[54vº sigue] Monseñor, creyendo agradar a papá, intentó hacer que me<br />
quedara con él alg<strong>un</strong>os años más. Por eso, no fue poca su sorpresa y su<br />
edificación al verlo ponerse <strong>de</strong> mi parte e interce<strong>de</strong>r para que me<br />
concediera permiso para volar a los quince años.<br />
Sin embargo, todo fue inútil. Dijo que antes <strong>de</strong> tomar <strong>un</strong>a <strong>de</strong>cisión, era<br />
indispensable tener <strong>un</strong>a entrevista con el Superior <strong>de</strong>l Carmelo.<br />
Nada podía yo escuchar que me causase <strong>un</strong>a pena mayor, pues conocía<br />
la abierta oposición <strong>de</strong> nuestro Padre. Así que, sin tener en cuenta ya la<br />
recomendación <strong>de</strong>l Sr. Révérony, hice algo más que enseñar diamantes a<br />
Monseñor: ¡se los regalé...!<br />
Vi muy bien que estaba emocionado. Poniendo su mano en mi cuello,<br />
apoyó mi cabeza sobre su hombro y me acarició como creo que n<strong>un</strong>ca<br />
[55rº] había acariciado a nadie. Me dijo que no todo estaba perdido, que