manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
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En cuanto llegamos a Lisieux, fui a buscar consuelo en el Carmelo, y lo<br />
encontré a tu lado, Madre querida. ¡No!, n<strong>un</strong>ca olvidaré todo lo que tú<br />
sufriste por mi causa. Si no temiera profanarlas sirviéndome <strong>de</strong> ellas,<br />
podría repetir las palabras que Jesús dirigió a los apóstoles la noche <strong>de</strong> su<br />
Pasión: «Tú has permanecido siempre conmigo en mis pruebas...»<br />
También mis queridísimas hermanas me ofrecieron muy dulces<br />
consuelos...<br />
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CAPÍTULO VI<br />
EL VIAJE A ROMA (1887)<br />
Tres días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l viaje a Bayeux, tenía que empren<strong>de</strong>r otro mucho<br />
más largo: el viaje a la ciudad eterna...<br />
¡Qué viaje aquél...! Sólo en él aprendí más que en largos años <strong>de</strong> estudios,<br />
y me hizo ver la vanidad <strong>de</strong> todo lo pasajero y que todo es aflicción <strong>de</strong><br />
espíritu bajo el sol...<br />
Sin embargo, vi cosas muy hermosas; contemplé todas las maravillas <strong>de</strong>l<br />
arte y <strong>de</strong> la religión; y, sobre todo, pisé la misma tierra que los santos<br />
apóstoles y la tierra regada con la sangre <strong>de</strong> los mártires, y mi <strong>alma</strong> se<br />
ensanchó al contacto con las cosas santas...<br />
Me alegro mucho <strong>de</strong> haber estado en Roma; pero comprendo a quienes,<br />
en el m<strong>un</strong>do, pensaron que papá me había hecho hacer este largo viaje<br />
para hacerme cambiar <strong>de</strong> i<strong>de</strong>a sobre la vida religiosa. Y la verdad es que<br />
hubo cosas en él capaces <strong>de</strong> hacer vacilar <strong>un</strong>a vocación poco firme.<br />
Celina y yo, que n<strong>un</strong>ca habíamos vivido entre gentes <strong>de</strong>l gran m<strong>un</strong>do, nos<br />
encontramos metidas en medio <strong>de</strong> la nobleza, <strong>de</strong> la cual se componía casi<br />
exclusivamente la peregrinación. Pero todos aquellos títulos y aquellos<br />
«<strong>de</strong>», lejos <strong>de</strong> <strong>de</strong>slumbrarnos, no nos parecían más que humo...Vistos <strong>de</strong><br />
lejos, me habían ofuscado <strong>un</strong> poco alg<strong>un</strong>a vez, pero <strong>de</strong> cerca, vi que «no<br />
todo lo que brilla es oro» y comprendí estas palabras [56rº] <strong>de</strong> la Imitación:<br />
«No vayas tras esa sombra que se llama el gran nombre, ni <strong>de</strong>sees tener<br />
muchas e importantes relaciones, ni la amistad especial <strong>de</strong> ningún<br />
hombre».