manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
nuestra <strong>de</strong> <strong>de</strong>stierro que no ha <strong>de</strong> durar más que <strong>un</strong> día...! No tenía ojos<br />
bastantes para mirar. De pie, pegada a la ventanilla, casi se me cortaba la<br />
respiración. Hubiera querido estar a los dos lados <strong>de</strong>l vagón, pues, al<br />
volverme, contemplaba paisajes <strong>de</strong> auténtica fantasía y totalmente<br />
diferentes <strong>de</strong> los que se extendían ante mí.<br />
Unas veces nos hallábamos en la cima <strong>de</strong> <strong>un</strong>a montaña. A nuestros pies,<br />
[58rº] precipicios cuya prof<strong>un</strong>didad no podía son<strong>de</strong>ar nuestra mirada<br />
parecían dispuestos a engullirnos...<br />
Otras veces era <strong>un</strong> pueblecito encantador, con sus esbeltas casitas <strong>de</strong><br />
montaña y su campanario sobre el que se cernían blandamente alg<strong>un</strong>as<br />
nubes resplan<strong>de</strong>cientes <strong>de</strong> blancura...<br />
Allá más lejos, <strong>un</strong> ancho lago, dorado por los últimos rayos <strong>de</strong>l sol. Sus<br />
ondas, serenas y claras, teñidas <strong>de</strong>l color azul <strong>de</strong>l cielo mezclado con las<br />
luces rojizas <strong>de</strong>l atar<strong>de</strong>cer, ofrecían a nuestros ojos maravillados el<br />
espectáculo más poético y encantador que se pueda imaginar...<br />
En lontananza, sobre el vasto horizonte, se divisaban las montañas cuyos<br />
contornos imprecisos hubieran escapado a nuestra vista si sus cumbres<br />
nevadas, que el sol volvía <strong>de</strong>slumbrantes, no hubiesen añadido <strong>un</strong> encanto<br />
más al hermoso lago que nos fascinaba...<br />
La contemplación <strong>de</strong> toda esa hermosura hacía nacer en mi <strong>alma</strong><br />
pensamientos muy prof<strong>un</strong>dos. Me parecía compren<strong>de</strong>r ya en el tierra la<br />
gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Dios y las maravillas <strong>de</strong>l cielo...<br />
La vida religiosa se me aparecía tal cual es, con sus sujeciones y sus<br />
pequeños sacrificios realizados en la sombra. Comprendía lo fácil que es<br />
replegarse sobre <strong>un</strong>o mismo y olvidar el fin sublime <strong>de</strong> la propia vocación,<br />
y pensaba: Más tar<strong>de</strong>, en la hora <strong>de</strong> la prueba, cuando, prisionera en el<br />
Carmelo, no pueda contemplar más que <strong>un</strong>a esquinita <strong>de</strong>l cielo estrellado,<br />
me acordaré <strong>de</strong> lo que estoy viendo hoy; y ese pensamiento me dará valor;<br />
y al ver la gran<strong>de</strong>za y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios -el único a quien quiero amar-,<br />
olvidaré fácilmente mis pobres y mezquinos intereses. Ahora que «mi<br />
corazón ha vislumbrado lo que Jesús tiene preparado para los que lo<br />
aman», no tendré la <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> apegarme a <strong>un</strong>as pajas...<br />
------------------------------------------------------------------------<br />
Milán, Venecia, Bolonia, Loreto<br />
Después <strong>de</strong> haber admirado el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios, pu<strong>de</strong> también admirar el<br />
que él ha concedido sus criaturas.