manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
ajo «<strong>un</strong> hermoso cielo en el que las nubes se habían disipado por<br />
completo»...<br />
También en mi <strong>alma</strong> había cesado la noche. Jesús, <strong>de</strong>spertándose, me<br />
había <strong>de</strong>vuelto la alegría, el ruido <strong>de</strong> la olas se había c<strong>alma</strong>do. En lugar <strong>de</strong>l<br />
viento <strong>de</strong> la prueba, henchía mi vela <strong>un</strong>a brisa ligera, y yo creía que pronto<br />
llegaría a la ribera bendita que ya divisaba muy cerca <strong>de</strong> mí. Y esa ribera<br />
estaba, en efecto, muy cerca <strong>de</strong> mi barquilla; pero aún <strong>de</strong>bía levantarse<br />
más <strong>de</strong> <strong>un</strong>a tormenta, que ocultaría a su vista el faro luminoso, haciéndole<br />
temer que se había alejado para siempre <strong>de</strong> la playa tan ardientemente<br />
<strong>de</strong>seada...<br />
------------------------------------------------------------------------<br />
Oposición <strong>de</strong>l superior<br />
Pocos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber conseguido el consentimiento <strong>de</strong> mi tío, fui a<br />
verte, Madre querida, y te hablé <strong>de</strong> mi alegría por que todas mis pruebas<br />
hubiesen ya pasado. Pero ¡cuáles no fueron mi sorpresa y mi aflicción al<br />
oírte <strong>de</strong>cir que [52rº] el Superior no permitía que entrara antes <strong>de</strong> los 21<br />
años...!<br />
Nadie había pensado en esta oposición, la más invencible <strong>de</strong> todas. Sin<br />
embargo, sin <strong>de</strong>sanimarme, yo misma fui con papá y con Celina a ver a<br />
nuestro Padre, para intentar conmoverle haciéndole ver que tenía<br />
verda<strong>de</strong>ra vocación <strong>de</strong> carmelita.<br />
Nos recibió con gran frialdad. Y por más que mi incomparable papaíto <strong>un</strong>ió<br />
sus instancias a las mías, nada pudo hacerle cambiar <strong>de</strong> parecer. Me dijo<br />
que no había ningún peligro en esperar, que yo podía llevar vida <strong>de</strong><br />
carmelita en mi casa, que no estaría todo perdido porque no me diera<br />
disciplina, etc... etc... Por último, añadió que él no era más que el <strong>de</strong>legado<br />
<strong>de</strong> Monseñor, y que si éste quería permitirme entrar en el Carmelo, él no<br />
tendría nada que <strong>de</strong>cir...<br />
Salí <strong>de</strong> la rectoral hecha <strong>un</strong> mar <strong>de</strong> lágrimas; gracias a Dios, estaba<br />
escondida bajo el paraguas, pues la lluvia caía torrencialmente.<br />
Papá no sabía cómo consolarme... Me prometió llevarme a Bayeux en<br />
cuanto se lo pedí, pues estaba <strong>de</strong>cidida a conseguir mi propósito. Llegué<br />
incluso a <strong>de</strong>cir que iría hasta el Santo Padre, si Monseñor no quería<br />
permitirme entrar en el Carmelo a los 15 años...