12.05.2013 Views

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Al atar<strong>de</strong>cer <strong>de</strong> aquel hermoso día, volví a encontrarme con mi familia <strong>de</strong><br />

la tierra. Ya por la mañana, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Misa, había abrazado a papá y a<br />

todos mis queridos parientes. Pero ahora fue la verda<strong>de</strong>ra re<strong>un</strong>ión. Papá,<br />

tomando <strong>de</strong> la mano a su reinecita, se dirigió al Carmelo... Allí vi a mi<br />

Paulina, convertida en esposa <strong>de</strong> Cristo. La vi con su velo, blanco como el<br />

mío, y con su corona <strong>de</strong> rosas... ¡Fue <strong>un</strong>a alegría sin amarguras!<br />

¡Esperaba re<strong>un</strong>irme pronto con ella, y esperar j<strong>un</strong>tas el cielo!<br />

No fui insensible a la fiesta <strong>de</strong> familia que tuvo lugar en aquel atar<strong>de</strong>cer <strong>de</strong><br />

mi primera com<strong>un</strong>ión. El precioso reloj que me regaló mi rey me gustó<br />

muchísimo. Pero mi alegría era serena, y nada vino a turbar mi paz<br />

interior.<br />

María me acostó con ella la noche que siguió a aquel hermoso día, pues a<br />

los días más radiantes les sigue la oscuridad, y sólo el día <strong>de</strong> la primera,<br />

<strong>de</strong> la única, [36rº] <strong>de</strong> la eterna com<strong>un</strong>ión <strong>de</strong>l cielo será <strong>un</strong> día sin ocaso...<br />

El día siguiente a mi primera com<strong>un</strong>ión fue también <strong>un</strong> día hermoso, pero<br />

estuvo teñido <strong>de</strong> melancolía. Ni el precioso vestido que María me había<br />

comprado, ni todos los regalos que había recibido me llenaban el corazón.<br />

Sólo Jesús podía saciarme. Ansiaba el momento <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r recibirle por<br />

seg<strong>un</strong>da vez.<br />

Aproximadamente <strong>un</strong> mes <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mi primera com<strong>un</strong>ión, fui a<br />

confesarme para la fiesta <strong>de</strong> la Ascensión, y me atreví a pedir permiso<br />

para comulgar. Contra toda esperanza, el Sr. abate me lo concedió, y tuve<br />

la dicha <strong>de</strong> arrodillarme a la Sagrada Mesa entre papá y María. ¡Qué dulce<br />

recuerdo he conservado <strong>de</strong> esta seg<strong>un</strong>da visita <strong>de</strong> Jesús! De nuevo<br />

corrieron las lágrimas con inefable dulzura. Me repetía a mí misma sin<br />

cesar estas palabras <strong>de</strong> san Pablo: «Ya no vivo yo, ¡es Jesús quien vive<br />

en mí...!»<br />

A partir <strong>de</strong> esta com<strong>un</strong>ión, se fue haciendo cada vez mayor mi <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

recibir al Señor. Obtuve permiso para comulgar en todas las fiestas<br />

importantes. La víspera <strong>de</strong> estos días dichosos, María me ponía al<br />

atar<strong>de</strong>cer en su regazo y me preparaba como lo había hecho para mi<br />

primera com<strong>un</strong>ión. Recuerdo que <strong>un</strong>a vez me habló <strong>de</strong>l sufrimiento,<br />

diciéndome que probablemente yo no transitaría por ese camino, sino que<br />

Dios me llevaría siempre como a <strong>un</strong>a niña...<br />

Al día siguiente, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> comulgar, me volvieron a la memoria las<br />

palabras <strong>de</strong> María. Y sentí nacer en mi corazón <strong>un</strong> gran <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> sufrir, y,<br />

al mismo tiempo, la íntima convicción que Jesús me tenía reservado <strong>un</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!