12.05.2013 Views

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Sin embargo, podría haberse quejado, ya que Jesús no la llamaba a ella la<br />

primera... Tenía la misma vocación que yo, por lo cual le tocaba a ella<br />

partir antes... Pero así como, en tiempos <strong>de</strong> los mártires, los que quedaban<br />

en la cárcel daban gozosos el beso <strong>de</strong> paz a sus hermanos que partían<br />

primero para combatir en la arena, y se consolaban pensando que tal vez<br />

a ellos se les reservaba para combates todavía mayores, igualmente<br />

Celina <strong>de</strong>jó alejarse a su Teresa y se quedó sola para el glorioso y<br />

sangriento combate al que Jesús la tenía <strong>de</strong>stinada como privilegiada <strong>de</strong><br />

su amor...<br />

Celina, pues, se convirtió en confi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> mis luchas y <strong>de</strong> mis<br />

sufrimientos, y tomó en ellos tanta parte como si se hubiera tratado <strong>de</strong> su<br />

propia vocación. De parte <strong>de</strong> ella no temía yo ning<strong>un</strong>a oposición.<br />

------------------------------------------------------------------------<br />

Confi<strong>de</strong>ncia a mi padre<br />

Lo que no sabía era qué medio emplear para <strong>de</strong>círselo a papá... ¿Cómo<br />

hablarle <strong>de</strong> separarse <strong>de</strong> su reina, a él que acababa <strong>de</strong> sacrificar a sus tres<br />

hijas mayores...? ¡Cuántas luchas interiores no tuve que sufrir antes [50rº]<br />

<strong>de</strong> sentirme con ánimos para hablar...! Sin embargo, tenía que <strong>de</strong>cidirme.<br />

Yo iba cumplir catorce años y medio, y sólo seis meses nos separaban <strong>de</strong><br />

la hermosa noche <strong>de</strong> Navidad, en que había <strong>de</strong>cidido ingresar a la misma<br />

hora en que el año anterior había recibido «mi gracia».<br />

Escogí el día <strong>de</strong> Pentecostés para hacerle a papá mi gran confi<strong>de</strong>ncia.<br />

Todo el día estuve suplicando a los santos apóstoles que intercedieran por<br />

mí y que me inspiraran ellos las palabras que habría <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir... ¿No eran<br />

ellos, en efecto, quienes tenían que ayudar a aquella niña tímida que Dios<br />

tenía <strong>de</strong>stinada a ser apóstol <strong>de</strong> apóstoles por medio <strong>de</strong> la oración y el<br />

sacrificio...?<br />

Hasta por la tar<strong>de</strong>, al volver <strong>de</strong> Vísperas, no encontré la ocasión <strong>de</strong> hablar<br />

a mi papaíto querido. Había ido a sentarse al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l aljibe, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí,<br />

con las manos j<strong>un</strong>tas, contemplaba las maravillas <strong>de</strong> la naturaleza. El sol,<br />

cuyos rayos habían perdido ya su ardor, doraba las copas <strong>de</strong> los altos<br />

árboles, en los que los pajarillos cantaban alegres su oración <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.<br />

El hermoso rostro <strong>de</strong> papá tenía <strong>un</strong>a expresión celestial. Comprendí que la<br />

paz in<strong>un</strong>daba su corazón. Sin <strong>de</strong>cir <strong>un</strong>a sola palabra, fui a sentarme a su<br />

lado, con los ojos bañados ya en lágrimas. Me miró con ternura, y<br />

cogiendo mi cabeza la apoyó en su pecho, diciéndome: »¿Qué te pasa,<br />

reinecita... Cuéntamelo...» Luego, levantándose, como para disimular su

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!