manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Viendo <strong>de</strong> cerca a estas <strong>alma</strong>s inocentes, comprendí la <strong>de</strong>sgracia que<br />
supone el no formarlas bien <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su mismo <strong>de</strong>spertar, cuando se<br />
asemejan a la cera blanda sobre la que se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar grabada la huella<br />
<strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s, pero también la huella <strong>de</strong>l mal... Comprendí lo que dice<br />
Jesús en el Evangelio: «Mejor sería ser arrojado al mar que escandalizar a<br />
<strong>un</strong>o solo <strong>de</strong> estos pequeños».<br />
[53rº] ¡Cuántas <strong>alma</strong>s llegarían a la santidad si fuesen bien dirigidas...!<br />
Sé muy bien que Dios no tiene necesidad <strong>de</strong> nadie para realizar su obra.<br />
Pero así como permite a <strong>un</strong> hábil jardinero cultivar plantas <strong>de</strong>licadas y le<br />
da para ello los conocimientos necesarios, reservándose para sí la misión<br />
<strong>de</strong> fec<strong>un</strong>darlas, <strong>de</strong> la misma manera quiere Jesús ser ayudado en su<br />
divino cultivo <strong>de</strong> las <strong>alma</strong>s.<br />
¿Qué ocurriría si <strong>un</strong> jardinero <strong>de</strong>smañado no injertase bien los árboles?<br />
¿Si no conociese bien la naturaleza <strong>de</strong> cada <strong>un</strong>o <strong>de</strong> ellos y se empeñase<br />
en hacer brotar rosas <strong>de</strong> <strong>un</strong> melocotonero...? Haría morir al árbol, que, sin<br />
embargo, era bueno y capaz <strong>de</strong> producir frutos.<br />
De la misma manera hay que saber reconocer <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia lo que<br />
Dios pi<strong>de</strong> a las <strong>alma</strong>s y sec<strong>un</strong>dar la acción <strong>de</strong> su gracia, sin acelerarla ni<br />
frenarla n<strong>un</strong>ca.<br />
Como los pajaritos apren<strong>de</strong>r a cantar escuchando a sus padres, así los<br />
niños apren<strong>de</strong>n la ciencia <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s, el canto sublime <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong><br />
Dios, <strong>de</strong> las <strong>alma</strong>s encargadas <strong>de</strong> formarles para la vida.<br />
Recuerdo que entre mis pájaros tenía <strong>un</strong> canario que cantaba <strong>de</strong> maravilla.<br />
Tenía también <strong>un</strong> pardillo al que le prodigaba cuidados verda<strong>de</strong>ramente<br />
maternales porque lo había adoptado antes que pudiese gozar la dicha <strong>de</strong><br />
la libertad. Este pobre prisionerito no tenía padres que le enseñasen a<br />
cantar, pero como oía <strong>de</strong> la mañana a la noche a su compañero el canario<br />
lanzar sus alegres trinos, quiso imitarlo... Empresa difícil para <strong>un</strong> pardillo,<br />
por lo que a su dulce voz le costó mucho acordarse a la voz vibrante <strong>de</strong> su<br />
profesor <strong>de</strong> música. Era asombroso ver los esfuerzos que hacía el<br />
pobrecito, pero al fin se vieron coronados por el éxito, pues su canto,<br />
a<strong>un</strong>que <strong>un</strong> poco más apagado, era absolutamente idéntico al <strong>de</strong>l canario.<br />
[53vº] ¡Madre mía querida! Tu fuiste quien me enseñó a mí a cantar... Tu<br />
voz me cautivó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia, y ahora ¡¡¡me encanta oír <strong>de</strong>cir que me<br />
parezco a ti!!! Sé cuánto me falta para ello, pero, a pesar <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>bilidad,<br />
espero cantar eternamente el mismo cántico que tú...