manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
La naturaleza parecía participar también <strong>de</strong> mi amarga tristeza: durante<br />
esos tres días, el sol no hizo brillar ni <strong>un</strong>o <strong>de</strong> [51vº]sus rayos y la lluvia<br />
cayó a torrentes. (He observado que en todas las ocasiones importantes<br />
<strong>de</strong> mi vida la naturaleza ha sido como <strong>un</strong>a imagen <strong>de</strong> mi <strong>alma</strong>. En los días<br />
<strong>de</strong> lágrimas el cielo lloraba conmigo; en los días <strong>de</strong> alegría el cielo enviaba<br />
con profusión sus alegres rayos y ni <strong>un</strong>a sola nube oscurecía el cielo<br />
azul...)<br />
Por fin, al cuarto día, que era sábado, día <strong>de</strong>dicado a la dulce Reina <strong>de</strong>l<br />
cielo, fui a ver a mi tío. ¡Y cuál no sería mi sorpresa al ver que me miraba y<br />
que me hacía entrar en su <strong>de</strong>spacho sin que yo le hubiese manifestado<br />
<strong>de</strong>seo alg<strong>un</strong>o <strong>de</strong> hacerlo...! Empezó dirigiéndome tiernos reproches por<br />
portarme con él como si le tuviera miedo, y luego me dijo que no hacía<br />
falta pedir <strong>un</strong> milagro: que él sólo había pedido a Dios que le diera «<strong>un</strong>a<br />
simple inclinación <strong>de</strong>l corazón», y que había sido escuchado...<br />
Ya no sentí la tentación <strong>de</strong> pedir <strong>un</strong> milagro, pues para mí el milagro ya<br />
estaba concedido: mi tío no era el mismo.<br />
Sin hacer la menor alusión a la «pru<strong>de</strong>ncia humana», me dijo que yo era<br />
<strong>un</strong>a florecita que Dios quería cortar, y que él no seguiría oponiéndose a<br />
ello...<br />
Esta respuesta <strong>de</strong>finitiva era realmente digna <strong>de</strong> él. Por tercera vez, este<br />
cristiano <strong>de</strong> otros tiempos permitía que <strong>un</strong>a <strong>de</strong> las hijas adoptivas <strong>de</strong> su<br />
corazón fuera a sepultarse lejos <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do.<br />
También mi tía fue admirable por su ternura y su pru<strong>de</strong>ncia. No recuerdo<br />
que, durante el tiempo <strong>de</strong> mi prueba, me haya dicho <strong>un</strong>a sola palabra que<br />
pudiera aumentarla. Yo veía que le daba mucha pena su pobre Teresita.<br />
Por eso, cuando obtuve el consentimiento <strong>de</strong> mi tío, también ella me dio el<br />
suyo, a<strong>un</strong>que no sin hacerme ver <strong>de</strong> mil maneras que mi partida le iba a<br />
costar mucho... ¡Ay, qué lejos estaban nuestros queridos parientes <strong>de</strong><br />
sospechar [52rº] entonces que tendrían que renovar otras dos veces ese<br />
mismo sacrificio...! Pero Dios, al ten<strong>de</strong>r la mano para seguir pidiendo, no la<br />
presentó vacía: sus amigos más queridos pudieron beber en ella, y con<br />
ab<strong>un</strong>dancia, la fuerza y el valor que tanto necesitaban...<br />
Pero mi corazón me ha llevado muy lejos <strong>de</strong>l tema; vuelvo a él casi a<br />
disgusto.<br />
Después <strong>de</strong> la respuesta <strong>de</strong> mi tío, ya compren<strong>de</strong>rás, Madre mía, [51vº<br />
sigue] con qué alegría emprendí el camino <strong>de</strong> regreso a los Buisson<strong>net</strong>s